LA ENTREVISTA

¿QUIÉN GANA CON LOS GRANOS BÁSICOS EN EL CAMPO?

AGROMUNDO entrevistó a seis dirigentes de la CNPR, quienes representan a amplios grupos de productores de granos básicos, para conocer su opinión sobre la problemática que enfrentan los agricultores mexicanos con relación a la producción

AGROMUNDO entrevistó a seis dirigentes de la CNPR, quienes representan a amplios grupos de productores de granos básicos, para conocer su opinión sobre la problemática que enfrentan los agricultores mexicanos con relación a la producción y comercialización de granos como el maíz, el frijol, el sorgo, el trigo y la cebada. Sus comentarios resultan bastante reveladores pues, en los diferentes cultivos, se hace evidente la recurrencia de problemas comunes.

La Ley para el Desarrollo Rural Sustentable, en su artículo 178, determina en el capítulo “De la Seguridad y Soberanía Alimentaria” que el Estado establecerá las medidas para procurar el abasto de alimentos y productos básicos y estratégicos a la población, promoviendo su acceso a los grupos sociales menos favorecidos y dando prioridad a la producción nacional. En esta disposición jurídica, los granos básicos como el maíz, frijol, trigo, sorgo, arroz, junto con otros productos, se consideran productos básicos para la alimentación y estratégicos para garantizar la autosuficiencia y soberanía alimentaria. Esta Ley promueve, además, la existencia del Servicio Nacional para la Inspección y Certificación de Semillas que asegure la proveeduría de semillas, con las variedades, calidad y certificaciones requeridas, a un precio que permita márgenes de utilidad razonables para los productores de granos básicos en el país.

La participación de los granos básicos en la alimentación mexicana es importante, de acuerdo con datos publicados por la UNAM, los principales grupos de alimentos consumidos en las zonas urbanas son: maíz y derivados (20%), industrializados (17%), trigo (10%) y refrescos (7.54%). En las zonas rurales: maíz y derivados (48.1), trigo y derivados (6.70%); frijol y leguminosas (6.28). Mientras que en la zona occidental: trigo y derivados (19%), maíz (13.6), carne roja y procesadas (10.6), productos lácteos bajos en grasa (8.28%), frutas y verduras (6.46%)[1] por lo que resulta muy importante analizar la situación de los agricultores dedicados a su producción y revisar la situación que se vive recientemente derivada de la evolución de los precios internacionales y las afectaciones registradas por el cambio climático que han mermado la productividad de las regiones.

AGROMUNDO comparte seis entrevistas que realizó a líderes de la CNPR, quienes enfrentan las mismas problemáticas a partir del incremento en los costos de producción -básicamente agroquímicos-, combinado con una disminución de la productividad registrada por la sequía y las limitaciones en el acceso al agua, la inseguridad presente y la falta de políticas públicas efectivas que logren impulsar la productividad, la producción y que permitan condiciones de comercialización justas. Estos factores obligan a los productores a tomar la decisión de seguir produciendo o esperar a que las condiciones vuelvan a ser más favorables.

Sorgo (Tamaulipas): Jorge Luis López Martínez

El ingeniero Jorge Luis López, productor de sorgo en el estado de Tamaulipas, es presidente de la Unión Nacional de Productores de Sorgo de la CNPR.

AGROMUNDO: ¿Podría comentarnos cuál es el contexto general en su entidad y en el país de la problemática con relación al sorgo?

JLLM: El contexto es amplio. En lo personal me he enfocado en el Estado de Tamaulipas y puedo comentarles que aquí se produce entre el 45 y 55% de la producción nacional de sorgo, que es un cultivo que normativa y legalmente es considerado básico y estratégico porque es el que asegura la alimentación de la actividad pecuaria y se convierte en proteína animal. Sí resulta notable que en los últimos años la política pública no le haya dado un tratamiento de atención especial al sorgo cuando es igual de importante que el maíz. Estos son dos cultivos análogamente fundamentales para el país porque todas las dietas del mexicano incluyen el cerdo, la carne de res, pollo y huevo, y todos estos animales requieren del sorgo para alimentarse. El sorgo, además, tiene la posibilidad de dar buenos resultados en terrenos menos fértiles e incluso si se presenta un mal temporal como el del último ciclo, el sorgo resulta más resiliente que el maíz.

AGROMUNDO: De los problemas que usted advierte, ¿qué podríamos estimar necesario de parte de las autoridades gubernamentales para poder superar los problemas a los que refiere?

JLLM: La situación que vivimos hoy en día se desarrolla dentro de esquemas de apertura comercial y eso implica que, en el caso del sorgo, puede importarse sorgo sin arancel y sin permiso. Por ello, el precio que te pagan está definido por los mercados internacionales. La apertura comercial no es un problema del productor, es una política de gobierno y quien tiene la obligación, aquí y en todo el mundo, de defender el abasto del producto es precisamente el Estado. Cada país obligadamente tiene que compensar por las asimetrías derivadas de las importaciones. No son subsidios, son medidas compensatorias. Porque a toda la economía le conviene tener mayor participación en el comercio internacional. El origen viene de la política del gobierno, por ende, debe entrar al juego para compensar esas asimetrías, que fue lo que se hizo cuando nació Procampo. En los últimos cuatro años no se ha compensado nada.

AGROMUNDO: ¿Hay en este momento algo que se vislumbre positivo, por lo menos para el próximo ciclo?

JLLM: La política de gobierno no está clara en cuanto a la postura para impulsar la producción nacional de granos y en particular del sorgo. Hay cierto soporte a través de precios de garantía para los otros granos básicos pero el sorgo no es parte de ese esquema. Por lo tanto, lo fundamental para la producción de proteína animal no está contemplado en la prioridad.

AGROMUNDO: ¿Cuáles son las decisiones que usted está tomando como productor y líder de los productores sorgueros del país que siembran 800,000 hectáreas de este cultivo?

JLLM: La prioridad es que el gobierno esté consciente de que el productor no puede dejar de sembrar. Es necesario conseguir créditos para empezar a sembrar, porque de lo contrario, el productor está destinado a perder más. Como líder, como organización, aquí y en todo el mundo, el primer objetivo es social, estamos obligados a defender el interés de los representados. Ésa es la base de la organización.

Trigo (Sonora): Juan Gándara

AGROMUNDO: ingeniero Gándara, usted como presidente de la Federación Estatal de Propietarios Rurales de Sonora, ¿considera que habría alguna forma de regular el precio nacional del trigo y que no estuviese fijado por el mercado internacional?

JG: En otros gobiernos lo había. El gobierno no puede, obviamente, controlar o fijar un precio por sí mismo, porque el precio varía por las condiciones del mercado internacional. Lo que hacían los gobiernos era valerse de instrumentos como el Tratado de Libre Comercio, donde a diversos sectores como el de los granos básicos contaban con una atención especial. El gobierno tiene la obligación de proteger y compensar ante las posibles contingencias que sufra el mercado. Por ejemplo, el precio de garantía en el caso del trigo se fijó a un precio de piso de siete mil pesos, y si en el mercado se manejaba un precio menor, quizá cinco mil pesos, el industrial lo adquiría en esa cantidad, pero con la ventaja de que el gobierno compensaba con dos mil pesos más. Así se manejó durante mucho tiempo, por lo que el campo nunca estuvo desprotegido. Esto era más conveniente para el gobierno porque sabía que ese dinero no era para que el agricultor se enriqueciera o se comprará algún producto suntuario, sino era para el pago de la nómina a sus empleados, y estos, a su vez, gastarlo, por lo que había un flujo económico natural.

Esto pone de manifiesto algo muy importante: Toda la población depende de la actividad primaria. El gobierno abandonó completamente esta visión. En Estados Unidos, por ejemplo, cuando hay una contingencia de un mercado o las condiciones no son las adecuadas, el gobierno les paga a los agricultores por no sembrar, pues saben que es preferible apoyar al productor durante esos momentos de crisis a rescatarlos de las catástrofes futuras.

Los agricultores siempre ponemos de nuestra parte. Porque no hemos dejado de sembrar, ni de proveer alimentos en las mesas de los mexicanos. Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo, pero el gobierno no ha querido ayudarnos.

En pocas palabras, nos faltan apoyos económicos, ya no contamos con la Financiera Nacional de Desarrollo, retiraron todos los apoyos y subsidios, y prácticamente nos dejaron en desamparo.

AGROMUNDO: ¿Quién está ganando en el campo y quién está perdiendo?

JG: ¿Quién gana? Pues el intermediario compra a precios muy bajos al agricultor y vende muy caro al consumidor final, lucran en el trato con el productor y lucran con el precio al consumidor. Por ejemplo, un kilo de trigo harinero produce 900 gramos de harina, que a la vez produce aproximadamente un kilo de tortilla. Por un kilo de trigo se obtienen 4 pesos, pero el que genera la tortilla obtiene alrededor de 50 pesos. Es cierto, hay costos de producción, pero la diferencia entre el agricultor y el intermediario es abismal.

Cebada y desarrollo sustentable (Tlaxcala): Guillermo Bretón

Guillermo Bretón es ingeniero agrónomo, titular de la Federación de Propietarios Rurales en Tlaxcala. Se ha dedicado principalmente a la cría de ganado y a la producción de cebada, aunque también produce triticale y maíz en el estado que dirige.

AGROMUNDO: ¿Cuál es su experiencia de la situación de la producción de granos básicos en su Estado? ¿Cuáles son los costos reales para la producción de la cebada? ¿Qué necesita para producir cebada?

GB: En Tlaxcala estamos produciendo la cebada en un ciclo atípico para la zona porque sembramos en febrero o marzo y cosechamos en julio y agosto. Obviamente el cultivo es de riego, aunque también lo hacemos en el ciclo primavera-verano, ya sea en temporal o en riego. Atípicamente para ser un productor del altiplano, yo ya coseché, e incluso hasta comercialicé.

AGROMUNDO: ¿Cómo han evolucionado sus costos de producción? ¿El espacio para acopio es suficiente?

GB: Tengo bodegas limitadas, no demasiado grandes, ni demasiado cómodas pero funcionales. He hecho algunas adecuaciones. Además, en mi proceso conviene seleccionar, una cribada rápida a la cosecha para poder tener una mejor calidad, en cuanto a tamaño, para quitar algo de pajas e impurezas, y tener una mejor calidad que normalmente la industria retribuye. Todo esto, sin duda, sube los costos.

AGROMUNDO: ¿Cuál sería el costo por hectárea y la rentabilidad?

GB: La cebada manejándola intensivamente por lo menos da 5 toneladas y el precio que en lo personal manejo es $7.48. Entonces obtengo una rentabilidad aproximada de 12 mil pesos por hectárea. Aparte, realizo ciertas siembras que me compran para reproducción de semillas, en ese caso obtengo un poco más de rentabilidad, pues la pagan mejor.

AGROMUNDO: ¿Comercializa directo con una empresa cervecera?

GB: Así es. Yo soy proveedor directo desde hace cinco años. En lo particular, ellos me sugieren qué fertilizantes usar porque las empresas buscan algún tipo de fertilizante que tenga menos nitrificación y contamine menos.

AGROMUNDO: Ante los retos del cambio climático, ¿qué es lo que se está haciendo?

GB: Se realizan varias acciones precisamente en el tema de fertilizantes. Porque en el tema de los fertilizantes nitrogenados, la fertilización termina por ser el proceso de la agricultura que más contamina, sobre todo, en la emisión de gases de efecto invernadero, los gases nitrificados siempre tienen una conversión a dióxido de carbono. Entonces, se intenta fertilizar de una forma más estratégica usando fertilizantes que no se volatilicen tanto. Ya se cuenta con ciertas tecnologías, algunos fertilizantes tienen cierta influencia bacteriana que hace que se aprovechen mejor. También ya hay algunas estrategias para cargar la fertilización hacia el inicio del cultivo para que la planta la aproveche mejor y se pierda menos. También es importante la agricultura sustentable, principalmente en el tema de los rastrojos.  El hecho de no llevar las pajas o los rastrojos, dejarlos en el suelo, y no venderlos o utilizarlos para animales implica un costo. Favorece como materia orgánica y se convierte en círculo virtuoso en el suelo, pero implica que se deje de percibir un ingreso por la venta de la paja o por el consumo propio. Además, consumen nitrógeno del suelo y puede que encarezca el siguiente cultivo.

Todas estas prácticas implican la transición hacia un sistema sostenible de producción, hacia una agricultura sostenible.  Los agricultores estamos haciendo grandes esfuerzos en un entorno muy difícil. Se requeriría que tuviéramos un poco de solidaridad, cierto apoyo del gobierno para garantizar mejores caminos en sacar cosechas, seguros a un precio razonable y crédito más ágil y a menor costo.

El frijol y sus problemas (Durango): Luis Roberto Caballero Ruiz

El contador Luis Roberto Caballero Ruiz es representante de la Federación de Propietarios Rurales de Durango, agremiada a la CNPR.

AGROMUNDO: Durango es conocido en todo el país como un gran productor de frijol, ¿cómo han evolucionado las condiciones productivas en su entidad?

LRCR: Lo que principalmente se cultiva en Durango es el frijol.  Históricamente se siembran 250,000 hectáreas cuando son años de buen temporal.  Pero creemos que, en este año, coincidentemente con la opinión de diferentes organizaciones campesinas y de productores, la superficie llegó cuando mucho a 100,000 hectáreas de este cultivo. Más del 90% de esa superficie es de temporal y sólo el 10% es de riego. Mucha gente preguntará por qué tan poco de riego, y la cuestión es que desgraciadamente el cultivo del frijol no es muy rentable, entonces los productores que tienen la fortuna de tener un riego, ya sea por acceso al agua de las presas o aguas profundas, prefieren poner cultivos más rentables. Muchos optan por cultivos para pasturas, ya sea avena, alfalfa, o pastizales, porque Durango tiene una vocación ganadera muy importante. Los productores ganaderos también casi siempre son agricultores porque producen precisamente el forraje para su ganado.

Es importante mencionar la vocación de la tierra, pues el frijol es muy demandante de hierro. Hay regiones como los municipios de Guadalupe Victoria, Pánuco, Coronado, Cuencamé, algo de Peñón Blanco, que son tierras muy ricas en hierro y, en buenos años, pueden alcanzarse una producción de hasta una tonelada y, a veces, hasta una tonelada y media de frijol por hectárea.

Desgraciadamente, los costos de los insumos han subido bastante. Del frijol de riego se pueden lograr rendimientos de hasta dos toneladas y media por hectárea, pero tienen un costo y un paquete tecnológico muy alto. Aun así, se logra tener un buen rendimiento, llegando a alcanzar hasta un buen margen respecto a la inversión. En cambio, en temporal, es distinto, pues los productores no utilizan fertilizantes o pesticidas, por lo que podría manejarse un poco más con el tema orgánico.

AGROMUNDO: ¿Cómo está influyendo la falta de capitalización de los productores de frijol en la entidad?

LRCR: Con la salida de la FND, la banca comercial no presta. Nunca han querido prestar para frijol. Pueden dar para maíz, para ganado, para el tema forestal, para árboles frutales; creo que ven que es un cultivo de muy alto riesgo. Lo raro es que ni siquiera a los de riego les llega a prestar la banca comercial, e incluyo también en esto a las cajas solidarias que les llaman financieras no prestan para frijol. Lo que ayudó mucho en su momento fue el gobierno, pero también no con una cantidad fuerte, no con el 100% de lo que los productores demandaban. Principalmente ayuda con la semilla, pero desgraciadamente, no es semilla certificada, sino lo que se denomina F2, que se da bien, pero no logra los rendimientos que pudiera dar una semilla certificada y que se vende de una forma subsidiada; pues una semilla certificada puede costar de 40 a 50 pesos y la apta va a tener un costo de 25 a 30, 35 pesos. El gobierno te da esa semilla apta a 10 pesos, pero no logra cubrir ni el 10% de la producción de la superficie que se necesita sembrar en el estado. Lo que se ha optado por hacer, por parte de los productores, es que se guarda la semilla de años anteriores y se utiliza como semilla apta. Es lamentable que instituciones como el INIFAP, que se vieron afectadas con las políticas del gobierno federal, ya no está haciendo investigaciones. Se necesita sacar una nueva variedad, algo genéticamente modificada para que pueda tener altos rendimientos.

AGROMUNDO: ¿Qué futuro se vislumbra para el cultivo del frijol?

LRCR: Definitivamente se seguirá produciendo frijol. Mientras la gente no cambie su hábito de comer frijol, no dejarán de sembrarlo para su consumo. Por desgracia, está entrando frijol de otros países que tienen un subsidio y que vienen con precios más bajos; entonces hay frijol más barato y se compra, aunque no sean las variedades que gustan. Tenemos, por un lado, el tema cultural de que se siembra para el autoconsumo, pero en otro aspecto, las superficies son tan pequeñas que al productor no le permite contar con una superficie para poder hacer negocio. Los productores no lo ven como negocio. La comercialización es el engaño dado que vemos frijol en los supermercados o en las tiendas de autoservicio a un precio que no baja de los 40 pesos el kilo, y que ya no son ni siquiera bolsas de kilo, sino de 800 o 900 gramos. Entonces, hay cierto engaño para el consumidor y el productor porque se termina importando frijol de otras partes del mundo, como Perú o Estados Unidos, dejando un precio de compra de 20 pesos el kilo contra los 40 pesos en los que se encuentra en el supermercado o en la tienda de autoservicio. Así, hay una diferencia del 100% que busca justificarse con el hecho de cribarlo, limpiarlo y embolsarlo, pero realmente no es tanto el costo en esos tres procesos, lo que llegaría a costarles de 2 a 5 pesos, por lo que los intermediarios están ganando un 80 a 90% de lo que cuesta el frijol para llevarlo a la mesa de la gente. Ellos son los que ganan la mayor parte; los acopiadores, principalmente. Aquí en Durango tenemos dos o tres acopiadores muy fuertes.

Agua y maíz (Sinaloa): Sergio Alberto Z. Gómez

Sergio Alberto Z. Gómez es licenciado en Administración de Empresas, productor de granos y ganadero en Culiacán, además de ser el representante de la CNPR en su entidad.

AGROMUNDO: Nos gustaría que comentara el panorama en el campo ante el cambio climático.

SAZG: El cambio climático es un fenómeno mundial, cada región tiene sus particularidades diferentes y sus problemas. A nosotros en Sinaloa, como estado productor, sí nos perjudica directamente. En particular, sobre el recurso hídrico, que empieza, como dicen, desde la casa. A partir del derroche cuando uno se baña, hasta lavar las cocheras, o simplemente tirar el agua al lavarse las manos. Esto incumbe también a la producción porque cuando tenemos recursos se hace un derroche indiscriminado, lo cual trasciende incluso en materia financiera, pues sin agua, el FIRA no toma riesgos, lo que nos obliga a los productores a acudir a parafinancieras, cuyo interés es más elevado.

AGROMUNDO: ¿Qué áreas de oportunidad hay para mejorar las condiciones de los productores en su entidad?

SAZG: El área de las importaciones, porque mientras en México estén abiertas las fronteras para que indiscriminadamente entre grano de otros países, sin importar la calidad y se utilice para el mismo fin que el maíz de Sinaloa, siempre vamos a tener una desventaja comercial. Anteriormente, el productor podía tener un flujo financiero que le permitía comprar anticipadamente semillas con lo que se podía reducir un poco los costos, pero en las condiciones actuales es imposible tener ese recurso, lo que obliga a comprar conforme la oferta de las casas comerciales. Si, por ejemplo, logras conseguir un crédito, estás a expensas del tiempo de las instituciones financieras.

AGROMUNDO: ¿Qué sigue para los productores de maíz en Sinaloa?

SAZG: Tenemos que estar positivos con los cambios que vienen. Hay que estar abiertos a los diálogos con el gobierno porque de ahí debe de salir la solución. La piedra angular de todo esto, la solución, se encuentra en los problemas de comercialización, controlar el ingreso de los maíces transgénicos, los maíces que se importan deben tener el uso para el cual se adquirieron. Si es maíz pecuario, que sea netamente para el pecuario. Eso sería la solución inmediata para que la comercialización pudiera avanzar a un esquema más justo. Podemos reducir el problema en la comercialización y la baja rentabilidad.  El productor y el consumidor final son quienes absorben todos los costos y corren todos los riesgos. Los productores requerimos un comercio justo. La comida del pueblo no debe ponerse en riesgo.

Maíz y comercialización: Juan Humberto García Sánchez

El ingeniero Juan Humberto García Sánchez es productor de maíz, secretario de Desarrollo Agropecuario del gobierno de Veracruz del 2004-2010, y actual presidente de la CNPR del estado de Veracruz.

AGROMUNDO: En primer término nos gustaría conocer su opinión sobre la producción de granos en el estado de Veracruz.

JHGS: Veracruz es un área agrícola con un promedio de 600 a 700 mil hectáreas en las que se siembra maíz, en su mayoría de temporal. De caña de azúcar son aproximadamente 250 mil hectáreas; en el rubro de los cítricos, alrededor de 260 mil; y finalmente de café, cerca de 145 mil hectáreas. Esto se traduce en más de 1 millón y medio de hectáreas destinadas a la producción en los rubros que mencioné. Estas cifras hacen que el cultivo de granos en la entidad adquiera relevancia. Sin embargo, nos encontramos en condiciones de muy baja productividad en comparación con estados como Sonora, Sinaloa, Jalisco o Guanajuato, donde los cultivos de maíz son de riego y van acompañados de una mayor tecnificación, ya que el mismo riego amortiza por los rendimientos que genera.

AGROMUNDO: ¿Podría realizar un comparativo de rendimiento del maíz?

JHGS: En Veracruz, aproximadamente, el 90% de su siembra es de temporal. Actualmente producimos de 2 a 4 toneladas en sectores de temporal, y de 8 a 10 toneladas en el sector de riego.  El incremento de la proporción de maíz de riego contra el de temporal es mínimo, pues no llegamos al 10% de las 600,000 hectáreas que se siembran en el Estado. Por lo que podríamos decir que tenemos muchas hectáreas, pero con bajo rendimiento, aunque se logra la autosuficiencia en el Estado en cuanto a maíz blanco, porque lo que producimos, lo consumimos de manera local.

En la producción del maíz cabe recalcar que la entidad siempre contó con un apoyo muy importante por parte del gobierno del Estado a través de políticas públicas derivadas de la acción del Gobierno Federal, mediante la entrega de apoyos importantes al productor que generaban mayor certeza en cuanto al ingreso esperado. Sin embargo, en estos últimos seis años, estos apoyos para los productores de más de 20 hectáreas desaparecieron, al tiempo que las fuertes sequías generaron mayores mermas y falta de producción para abastecer el consumo a nivel local. Esto ha generado la necesidad de comprar o traer maíz de otros lados para poder atender la necesidad del consumidor.

AGROMUNDO: ¿Existe alguna política pública en su Estado que trate de impulsar el desarrollo y la producción sustentable? ¿Algún instrumento que busque aminorar las consecuencias del cambio climático al productor primario y que afecta a todos los cultivos?

JHGS: Actualmente no. Durante este sexenio el gobierno dejó de brindar el apoyo a la producción primaria como se hacía en el pasado. Anteriormente, siempre había un esfuerzo importante para hacerse de recursos por parte de los gobernadores quienes gestionaban y negociaban con la Federación los apoyos al sector primario. Muchas veces se lograban y otras veces el Estado por sí mismo participaba. Sin embargo, hasta el día de hoy no hay nada de eso. Respecto al cambio climático, ha sido notable su efecto en estos últimos seis años y la vertiente del Golfo de México, donde se ubica geográficamente el Estado, ha sido severamente golpeada en los períodos de sequía que siempre nos afectan. Otro problema al que nos enfrentamos es la falta de infraestructura hidráulica. Se amplió mucho la red en el pasado. Hasta 2018 avanzamos de forma importante en un programa de perforación de pozos y de tecnificación de sistemas de riego y electrificación, pero ese esfuerzo no ha continuado. Hay un completo vacío, un ausentismo de participaciones y de apoyos, ni por parte del Estado ni de la Federación.

AGROMUNDO: Entonces, ¿son los productores quienes por iniciativa propia están tratando de continuar con la actividad agropecuaria?

JHGS:  Sí, definitivamente, tratando de calificar para financiamientos, pero con grandes dificultades para operar con la banca comercial y sin esquemas de respaldo de carácter gubernamental. Las organizaciones que pudiéramos tener en el sector para la producción de granos no han encontrado respaldo a su actividad. Hay organizaciones que han logrado, de una forma muy importante, apoyar a sus agremiados, como en el caso de la caña de azúcar, a través de los esquemas que tenemos con la CNPR en Caña y la Unión Nacional de Cañeros. Son dos organizaciones que han buscado mucho ser retenedoras de ingreso-pago en una integración productiva vertical con la industria azucarera para poder tener esquemas de financiamiento. Los granos no lo tienen, sin embargo puede ser muy importante lograr esquemas asociativos de integración de la cadena productiva porque tenemos una industria pecuaria necesitada de maíz amarillo que hoy por hoy tiene que ser importado. Es necesario seguir trabajando sobre el costo de producción de los granos básicos porque no competimos en rentabilidad con productores de otras latitudes que cuentan con subsidios considerables a la producción.

Comparativa de costos de producción y rentabilidad

Con base en lo anterior y después de haber revisado con algunos de nuestros líderes sus costos de producción, así como la productividad registrada por hectárea y los precios de comercialización durante este último ciclo, AGROMUNDO presenta en este cuadro una versión simplificada que refleje el rendimiento de los productores de granos básicos.

CUADRO 1

Con los datos presentados en este análisis, es necesario preguntarse quién gana con los granos básicos en el campo mexicano.

En el cuadro anterior se puede observar que con base en los costos de producción validados en campo y, en algunos casos, por FIRA, los granos básicos correspondientes a maíz, sorgo, frijol, trigo y cártamo, cuyos precios están determinados como commodities en el mercado internacional, no permiten que exista rentabilidad para el productor. Esta situación se ha repetido en los ciclos correspondientes a los últimos dos años. La combinación de este fenómeno de precios internacionales a la baja y la crisis climática que vivimos habrá de generar en el próximo ciclo una baja importante de la superficie sembrada del país.

En el caso de frijol, tanto de temporal como de riego, se experimentó en el último ciclo un fenómeno en el que la superficie sembrada disminuyó radicalmente al tiempo en el que las condiciones climáticas e hídricas también afectaron el rendimiento de las parcelas. De ahí se deriva que la poca oferta haya generado un aumento de precios, lo que permitió un margen de actividad extraordinaria para los productores que tomaron el riesgo de sembrar este grano.

Como un caso aparte, es el resultado obtenido por los productores de cebada que han logrado integrar sus esfuerzos dentro de una cadena de producción que les permite la venta directa de su producto a la industria cervecera.

En términos generales, los productores de granos básicos en nuestro país han sufrido el impacto del aumento de los precios en los insumos requeridos para la producción, este impacto inflacionario necesariamente incide en los precios a los que estos productos ya procesados llegan al consumidor. Esto hace necesario realizar el análisis de la inflación y los factores que están incidiendo en los precios a los que estos insumos llegan al consumidor final.

La inflación es un fenómeno que refleja el comportamiento al alza sostenida de los precios.  Su medición, en general, proyecta índices que nos permiten observar los precios al consumidor y la evolución de los precios para los diversos sectores productivos. Los índices de precios se integran por una canasta o grupo de precios de bienes y servicios, según sea el caso. 

En México, la inflación al consumidor se mide a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y la del productor por medio del Índice Nacional de Precios al Productor (INPP).  El Banco de México clasifica el INPC en subyacente y no subyacente. El componente subyacente integra mercancías, como alimentos, bebidas, tabaco, entre otros, y servicios tales como vivienda, educación y otros servicios. El componente no subyacente considera el concepto de productos agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno. La volatilidad o movimiento de precios de la energía y los alimentos en los mercados es alta, por lo que la inflación subyacente es un indicador más estable de precios en el corto plazo que la inflación no subyacente.

CUADRO 2

Con las cifras disponibles para agosto 2024, la variación anual del INPC fue 4.99%. El concepto subyacente fue de 4% y el no subyacente de 8.03% (Cuadro 1).Así, es posible observar que el rubro que creció más, dentro de lo no subyacente, fue el concepto de “agropecuarios” con 9.45%, especialmente frutas y verduras. Los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno aumentaron 6.58%, dentro de ellos los energéticos variaron 7.91%. Estas mediciones hacen concluir que el rubro de frutas, verduras y pecuarios, junto con energéticos, tuvo un mayor impacto en el crecimiento del INPC, como sucedió en 2022 el mismo mes.

Dicho de otra manera, los alimentos agropecuarios frescos, la energía y las tarifas autorizadas del gobierno explican buena parte del aumento del índice de precios al consumidor el mes de agosto.  Es muy importante señalar que los precios que se registran son los que el consumidor finalmente paga para llevar los productos a su mesa.

Por otra parte, el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) en su aumento anual a agosto (Gráfica 1) fue de 4.99%, misma cifra que experimentó el INPC.  Lo que haría prever, en general, que las presiones sobre los precios al consumidor por parte de los correspondientes a los productores bajarían en los próximos meses. Sin embargo, en lo particular, ello no significa que los precios al productor dejarían de presionar la producción agropecuaria, dado que los índices son una expresión agregada de una canasta de bienes y servicios.

GRÁFICA 1

La variación anual de los precios a agosto de las actividades productivas terciarias, secundarias y primarias -estas últimas consideran las agropecuarias-, subieron 5.71%, 4.91% y 1.92%, respectivamente (Gráfica 2). Sin embargo, las actividades secundarias sumaron 5 mesesconsecutivos con una tendencia al alza. En estas últimas actividades quedan considerados los insumos para la producción agropecuaria, como fertilizantes, agroquímicos, equipo y maquinaria, entre otros. En tanto en las terciarias quedan comprendidas actividades como servicios de transportes, entre otros.

GRÁFICA 2

Con esto concluimos que las presiones inflacionarias al consumidor se mantendrán en tanto continúen al alza los precios agropecuarios, los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno. Si los precios del sector secundario (de insumos) continúan aumentando, los precios al productor se verán afectados al alza, especialmente en materia de insumos para la producción agropecuaria, generando un círculo vicioso de costos-precios-inflación, por lo que los productores agropecuarios continuarán absorbiendo costos mayores para mantener su actividad productiva, en tanto los precios agropecuarios al alza seguirán beneficiando a los intermediarios.

[1] Patrón de Alimentación en México – Alimentación y Salud: https://alimentacionysalud.unam.mx/patron-de-alimentacion-en-mexico/