La CNPP y el gran legado de Gustavo Guerra Castaños (1969-1978)

Significó un logro extraordinario conformar en una sola confederación a los pequeños
propietarios de todo el país y que, además, estuviera respaldada por el poder presidencial.
Se requería de una visión clara, suficientes agallas y una profunda sensibilidad para
entender que debía construirse la relación entre Estado y propietarios nacionales para que se
articularan las acciones estatales con las de aquellos. Poco se ha dicho de esta trascendental
labor que emprendió Gustavo Guerra Castaños: que fue él quien le dio un nuevo rostro a la
CNPP y supo afianzar la colaboración entre ambas partes. Conozcamos a partir del testimonio
de su hijo, Manuel Guerra de Luna, el gran legado que dejó su padre en la historia de la CNPR.

Guerra Castaños cuando era líder Juvenil de la CNOP y el presidente Adolfo Ruiz Cortines en el Teatro de los Insurgentes
Guerra Castaños cuando era líder Juvenil de la CNOP y el candidato a presidente Adolfo Ruiz Cortines en el Teatro de los Insurgentes.

Por Manuel Guerra de Luna

A principios de la década de 1950, uno de los cartelones del Teatro de los Insurgentes, en el Distrito Federal, anunciaba con letras destacadas: Gustavo Guerra Castaños, líder juvenil de la CNOP a nivel nacional y principal orador del candidato Adolfo Ruíz Cortines. Ésta sería la primera de muchas apariciones en la palestra de este joven coahuilense, quien poco después asumiría el liderazgo de la Cámara de Diputados en Coahuila, para luego ser designado jefe de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el noreste de México.

Tampoco sería la última vez que acompañaría a un candidato presidencial. En el verano de 1969, durante la campaña de Luis Echeverría Álvarez, Guerra Castaños volvió a destacar. En una de sus intervenciones públicas, su talento oratorio y carisma político captaron la atención del candidato, quien quedó impresionado con su discurso. No era la primera ocasión en la que un político de su talla lo reconocía, pero esta vez, su impacto fue inmediato.

En el curso de la V Asamblea Nacional que se llevó a cabo en el mes de julio de 1969 se renovó el Comité Ejecutivo Nacional, habiendo sido electo el Lic. Gustavo Guerra Castaños como presidente, quien propuso de inmediato el ingreso de la Confederación al Partido Revolucionario Institucional (PRI), formando parte de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Según el acta levantada, la proposición de Guerra Castaños fue aprobada por unanimidad. Esta reunión se celebró en presencia del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alfonso Martínez Domínguez; del Secretario General de la CNOP, Dip. Reinaldo Guzmán Orozco; del Secretario General de la Confederación Nacional Campesina, Lic. Augusto Gómez Villanueva, y otros miembros del PRI (Carlos Arriola, Los empresarios y el Estado, SEP-FCE, 1981, p. 42).

Durante una de sus conversaciones con Echeverría, Guerra Castaños expuso un tema fundamental: la importancia de los pequeños propietarios en el país. Explicó que no se trataba sólo de dueños de tierras, sino de ganaderos y productores agropecuarios, gente de campo trabajadora que se la estaba jugando día a día con el país, un sector clave que, hasta ese momento, había sido ignorado dentro del partido. El asombro de Echeverría fue tal, quien ordenó a Alfonso Martínez Domínguez, entonces presidente del PRI, que le asignara un puesto estratégico en su gobierno.

Así nació la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad (CNPP), nombre que se utilizó por primera vez bajo su liderazgo. Esta organización, ahora adherida al PRI, alcanzó su mayor fuerza y relevancia con Gustavo Guerra Castaños al frente. Ningún otro dirigente, ni antes ni después, logró consolidarla con el mismo impacto. Con el tiempo, Echeverría llegó a reconocer a Guerra Castaños como “la única autoridad agraria en el país.”

Guerra Castaños continuó con sus giras presidenciales, destacando por su talento como orador, al grado de acompañar a José López Portillo en el mismo camión durante toda su campaña. Durante ese tiempo, ambos forjaron una gran amistad. Sin embargo, su relación con el secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, fue distinta. Reyes Heroles intentó restarle poder
a la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad, con la intención de desaparecerla del escenario político, junto con todo el trabajo que Guerra Castaños había logrado.

El entonces director de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), el capitán Luis de la Barrera Moreno, quien era amigo personal de Guerra Castaños, le advirtió sobre los intentos de Reyes Heroles por desplazarlo. A pesar de la advertencia, López Portillo optó por no intervenir directamente en el conflicto y se limitó a otorgarle a Guerra Castaños una senaduría, reduciendo así su influencia política.

Cabe destacar que, a pesar de haber ocupado puestos de gran importancia, como diputado federal en dos ocasiones, senador de la República y jefe de la CFE en el noreste del país, Gustavo Guerra Castaños nunca se enriqueció a costa del erario público. Vivió sus últimos años con una modesta pensión, manteniéndose fiel a sus principios de honestidad y servicio público, un legado que pocos políticos pueden reclamar.