Salomón Faz Sánchez y Jesús González Gortazar durante un evento con pequeñas productoras de todo el país.
Salomón Faz Sánchez y Jesús González Gortazar durante un evento con pequeñas productoras de todo el país.

La política agraria cardenista imaginaba un país en el que el ejido se constituía como el “régimen de propiedad social” capaz de “liberar al trabajador del campo de la explotación y del trabajo a jornal”. Aunque se suele hablar de los casi 18 millones de hectáreas que Lázaro Cárdenas repartió durante su sexenio, sobre todo entre 1936 y 1938, es importante decir que no sólo se trató de un reparto masivo de tierra sino de un cambio de perfil del régimen agrario en México. Es innegable que la política cardenista desestructuró el antiguo régimen rural centrado en el latifundio y minó el poder político y económico de los terratenientes.

Después de la Revolución mexicana, el gobierno inició serias acciones para fundamentar la reforma agraria y redistribuir la tierra de los latifundios a los campesinos y comunidades rurales.

En 1946 la pequeña propiedad en México se refería a las tierras que eran propiedad de campesinos y pequeños agricultores. Estas tierras eran generalmente pequeñas en tamaño y se utilizaban para la agricultura de subsistencia y la producción de alimentos para el mercado local. La pequeña propiedad se convirtió entonces, en una forma importante de propiedad en el sector rural mexicano. En ese año la pequeña propiedad en México tenía las siguientes características:

  • Los predios eran realmente pequeños con un tamaño promedio de 5 a 10 hectáreas.
  • La mayoría de los pequeños propietarios se dedicaban a la agricultura de subsistencia, produciendo alimentos para su propia familia y comunidad, aunque algunos llegaban al mercado local, sobre todo los productores de granos, frutas y verduras.
  • La gran mayoría de tierras eran de temporal, por lo que el mayor número de los pequeños propietarios dependían de la lluvia para regar sus tierras, haciéndolos vulnerables a sequías y a otros fenómenos climáticos.

En general, la pequeña propiedad en nuestro país para 1946 era una forma importante de propiedad en el sector rural, pero enfrentaba desafíos significativos, como la pobreza, la falta de infraestructura y la dependencia de la agricultura de subsistencia.

En un México en donde los recientes cambios a las leyes que refieren a la tenencia de la tierra y la propiedad privada, se da origen a nuestra Confederación en la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) el 5 de febrero del 1946 en la casa # 39 de la calle Venustiano Carranza. Así, reunidos y constituidos en Asamblea, los pequeños propietarios agrícolas y ganaderos decidieron constituirse en favor de los intereses de los pequeños propietarios.

En el documento que verifica su constitución, se enuncia organizarse al beneficio de asociación que, para ese momento, otorgaba el Artículo 9º Constitucional para el estudio, fomento y defensa de los legítimos intereses de los pequeños propietarios agrícolas y ganaderos, y la conveniencia que al agruparse se diera. Todo esto fue determinado en diversas juntas preparatorias a las que más de cien agricultores y ganaderos avalaron su calidad de auténticos pequeños propietarios. El texto de la Constitución de esta Confederación señala:

… habiendo manifestado la asamblea su unánime aprobación a lo expuesto… se verifica que están presentes ciento quince propietarios agrícolas y ganaderos que acreditaron su calidad de auténticos pequeños propietarios en las escrituras de sus predios. Posterior a esto, se hizo la declaratoria solemne de haber quedado constituida la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad Agrícola, Asociación Civil.

En la aprobación de los primeros estatutos, se estableció su objeto, enunciándose de la siguiente forma:

  1. El estudio de los diversos problemas que afectan a la pequeña propiedad, procurando su intensificación y desarrollo a través de la conservación y mejor aprovechamiento del suelo, empleando para ello los recursos derivados de la investigación, de la ciencia y de la técnica.
  2. La defensa de los legítimos intereses de los miembros de la agrupación, propugnando porque la pequeña propiedad rural sea rodeada de la protección y seguridad que otorgan las leyes del país.
  3. Propugnar por la derivación del crédito privado hacia la pequeña propiedad con el fin de que la misma pueda disfrutar de préstamos accesibles a bajo interés y largo plazo que le permitan fomentar su producción.
  4. Realizar un amplio programa de educación rural entre sus asociados que permita planear su mejoramiento económico y social en bien del progreso y bienestar común.
  5. Asesorar y representar a sus socios, individual o colectivamente, ante las autoridades federales y locales, ejecutivas, legislativas, judiciales y administrativas, así como ante las instituciones privadas.
  6. Establecer los servicios necesarios, legales, técnicos y de información comercial, en beneficio de sus asociados.

El primer Consejo Nacional Directivo electo durante esta asamblea determinó como su primer presidente al licenciado Alfonso Castillo de Agustí, acompañado de los siguientes cargos: secretario general Ingeniero Alberto Salinas Ramos, secretario de planeación económica Ingeniero Antonio Ramírez R., secretario de educación licenciado Miguel Cantón, secretario de prensa y propaganda doctor Luis Aguilera Olán, secretario de actas capitán Julián Cervantes Ruiz, tesorero Carlos Fernández Vara y como vocales doctor Carlos Sánchez Mejía, licenciado Macedonio B. Gutiérrez, arquitecto Roberto Arguelles, Pablo Capitaine y Saturnino Salgado.

Para el 31 de julio de 1969 se realizó la Quinta Asamblea Nacional, en la que el nombre de nuestra organización se amplió a Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad Agrícola, Ganadera y Forestal, incorporando en su nombre a los sectores ganaderos y forestales que participan dentro del marco normativo mexicano en la clasificación de pequeños propietarios.

Para esta Asamblea, la CNPP ya contaba con consejeros de las 32 Entidades Federativas, además de algunos Organismos Nacionales de Productores, precursores de las actuales Uniones Nacionales.

En 1969, la tenencia de la tierra en México estaba influenciada por la Reforma Agraria, que había sido implementada después de la Revolución mexicana. La propiedad de la tierra se dividía en diferentes categorías, incluyendo la propiedad ejidal, la propiedad comunal y la propiedad privada.

Propiedad Ejidal

Se refería a las tierras que habían sido concedidas a los campesinos y comunidades rurales después de la Reforma Agraria. Estas tierras eran trabajadas colectivamente por los ejidatarios, quienes también tenían derecho a recibir una parte de la tierra para su uso personal.

Propiedad Comunal

Tierras que eran propiedad de las comunidades indígenas y rurales. Estas tierras eran trabajadas colectivamente por los miembros de la comunidad.

Propiedad Privada

Tierras que eran propiedad de individuos o empresas. Esta categoría de propiedad era menos común en el sector agrario en 1969.

Para ese año, la tenencia de la tierra en México también estaba influenciada por la política agraria del gobierno, que buscaba promover la Reforma Agraria y la justicia social en el sector rural. El lema que abanderó los trabajos de nuestra Confederación fue “por el fomento y defensa de la pequeña propiedad”.

Para los años subsecuentes, la CNPP logró un gran activismo en los estados del norte del país, y algunos sectores como el algodonero, el cañero, los cafeticultores y los tabacaleros emprendieron una agenda que impulsó sus sectores presionando a las instituciones gubernamentales. Durante su andar, se contó con miembros que fueron electos como Senadores, Diputados, presidentes municipales, que contribuyeron en la defensa y protección de la pequeña propiedad.

En 1977 y bajo la presidencia de Salomón Faz Sánchez, conocido como “Búfalo Mayor”, se adquirió el edificio que alberga las oficinas nacionales bajo el nombre de la “Casa de los Pequeños Propietarios”.

En el sector cañero, la presencia de Jesús González Gortazar fue muy representativa, quien con su liderazgo buscó transformar a la organización nacional desde sus entrañas, ejerciendo gran activismo político al interior del país.

En 1992, el contexto jurídico para los productores agropecuarios en México experimentó un cambio significativo con la reforma al Artículo 27 de la Constitución. Esta reforma permitió la privatización de las tierras ejidales y la creación de un mercado de tierras, lo que afectó directamente a los productores agropecuarios.

Antes de la reforma, el marco jurídico agrario en México se basaba en la Reforma Agraria, que había sido implementada después de la Revolución mexicana. Este marco jurídico buscaba proteger los derechos de los campesinos y garantizar la distribución de tierras.

Sin embargo, la reforma de 1992 cambió este panorama al permitir que los ejidatarios vendieran o arrendaran sus tierras, lo que abrió la puerta a la inversión privada en el sector agropecuario. Esto tuvo un impacto significativo en los productores agropecuarios, quienes se enfrentaron a nuevos desafíos y oportunidades en un mercado cada vez más abierto.

El contexto jurídico para los productores agropecuarios en 1992 se caracterizó por una transición hacia un marco más liberalizado, que permitió la privatización de tierras y la inversión privada en el sector agropecuario.

En este México de transformación, se realiza la Tercera Asamblea General Extraordinaria de la CNPP realizada el 20 de agosto de 1992 en el estado de Guanajuato, en un contexto en donde el presidente en turno, el licenciado Carlos Salinas de Gortari había realizado modificaciones jurídicas y económicas que vislumbraban cambios positivos para los productores agrícolas. En esta importante Asamblea, con el propósito de estar de acuerdo con la modernidad que el país demandaba y dejar de pensar en la palabra “pequeña”, el entonces presidente de la CNPP propone el cambio de denominación para transformarse en la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, A.C., apelando a que el nombre refleja una facultad de la organización debido a sus derechos naturales y no una obligación constitucional. La realidad era que se vivía un parteaguas histórico que obligaba a repensar y replantear el trabajo que realizaría la Confederación ante los cambios nacionales y regionales que se vivían en América del Norte con la firma del Tratado de Libre Comercio.

En este período se incorporó el logotipo en donde se representan la pequeña propiedad agrícola con una mazorca de maíz, la ganadera con el perfil de una cabeza de buey y la forestal con un pino. Este logo ha sufrido algunas modificaciones en sus colores y trazos, respetando los tipos de pequeña propiedad, enunciados en la Ley Agraria y que agremiamos, en donde el actual logotipo ha integrado la parte acuícola y pesquera, con unas ondas de agua acompañado de nuestras siglas.

Durante los años subsecuentes, la CNPR y las organizaciones del sector rural fortalecieron su trabajo y en un esfuerzo compartido, lograron que en el año 2001 se publicara la Ley para el Desarrollo Rural Sustentable en el Diario Oficial de la Federación, la cual busca promover el desarrollo integral y sostenible del sector rural en México y de sus productores. Esta ley se enfoca en apoyar a los productores rurales y a sus organizaciones, para que puedan mejorar su calidad de vida y contribuir al desarrollo económico y social del país.

Algunos de los objetivos específicos de la Ley son:

  • Apoyar la capacitación y la innovación para mejorar la productividad y la competitividad de los productores rurales.
  • Fomentar la asociación y la cooperación entre los productores rurales y otras organizaciones para mejorar la eficiencia y la efectividad de sus actividades.
  • Promover el desarrollo sostenible del sector rural, mediante la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y la conservación de los recursos naturales.

En resumen, la Ley para el Desarrollo Rural Sustentable es una herramienta importante para apoyar el desarrollo integral y sostenible del sector rural en México, y para fortalecer la lucha de las organizaciones de productores rurales.

Como reflejo de la transformación al interior de la Confederación, para el 2007, la doctora María Esther Terán Velázquez se convirtió en la primera mujer en llegar a la presidencia de la CNPR, A.C.

Durante la presidencia del licenciado Eduardo Orihuela Estefan y bajo el lema “El Orgullo de Ser Productor”, la organización reforzó sus liderazgos con un enfoque más productivo que político, lo que destacó la importancia de tener liderazgos en los organismos que conocieran las problemáticas del sector en todos los aspectos.

Nuestra actual presidenta, la maestra María del Rosario Enríquez Morán, ha transitado un período complicado para el sector agropecuario y sus productores, debido al cambio en las políticas públicas derivadas de la visión gubernamental y las cada vez más crecientes afectaciones por el cambio climático, y con ello, reconfigurar los servicios al gremio que representamos, sin dejar de lado la esencia de nuestros fundadores: la lucha por la defensa de la tierra y la protección del pequeño propietario.

PRESIDENTES

  1. CNPP-Lic. Alfonso Castillo Agustí (1946-1969)
  2. CNPP-Lic. Gustavo Guerra Castaños (1969-1978)
  3. CNPP-Ing. Salomón Faz Sánchez (1978-1983)
  4. CNPP-Ing. Javier Ahumada Padilla (1983-1989)
  5. CNPP-CNPR-Lic. J. Jesús González Gortazar (1989-1995)
  6. CNPR-Sr. José E. Bonilla Robles (1995-2001)
  7. CNPR-Lic. Julián Orozco González (2001-2007)
  8. CNPR-Lic. María Esther Terán Velázquez (2007-2016)
  9. CNPR- Lic. Eduardo Orihuela Estefan (2016-2022)
  10. CNPR-Mtra. María del Rosario Enríquez Morán (2022-2028)

El año de 2024 significó para el sector primario de nuestro país una relativa continuidad de las condiciones estructurales en materia de precios y costos adversos para nuestros productores y equiparable en varias partes del mundo. Los efectos del cambio climático, particularmente por las elevadas temperaturas y persistente escasez de agua para fines de consumo humano y para la producción agropecuaria, nos marcó la imperiosa necesidad de una profunda revisión de nuestra infraestructura hídrica y de las tecnologías que nos permitan lograr la productividad necesaria para garantizar la rentabilidad de nuestra actividad.   

A los problemas climáticos y de precios, se agregó finalmente el efecto de la desaparición formal de la FND, que constituía la única fuente de financiamiento directo para la producción primaria nacional. La situación de falta de crédito que hasta la fecha enfrentan los productores nacionales se agrava por la condición de deudores en moratoria que sufren la mayoría de los clientes originales de la FND.  Esta condición de no-pago provocada, desatada y sin atender por la decisión administrativa de desaparecer la FND, está afectando a gran parte de la fuerza productiva del campo mexicano.

Así, el 2024 dio paso al 2025 como un año de grandes retos e incertidumbre que, una vez más, la CNPR ha asumido con entereza y voluntad de cambio y con carácter institucional ante las autoridades sectoriales y acompañando a la presidenta Claudia Sheinbaum en los esfuerzos y objetivos que deberán dar paso a nuevas circunstancias y oportunidades para el país y para el sector agroalimentario de México.

La CNPR ha cumplido 79 años de existencia, tal como se manifiesta en esta cuarta entrega de agromundo, en un devenir en que ha estado presente desde las luchas para la protección de la pequeña propiedad, en su razón original de existencia, hasta en los cambios estructurales que implicó la Reforma Constitucional de 1992, así como la suscripción del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica.  Hechos que habrían de culminar con una nueva regulación en materia de tenencia y propiedad agraria, así como con la apertura de la frontera norte para la importación de granos básicos, especialmente maíz. Ello en condiciones asimétricas de subsidios y apoyos para la producción entre los productores de Estados Unidos y los productores mexicanos.

En este devenir, el nuevo tratado suscrito en 2018, conocido como T-Mec, coincidió con una nueva política para el sector productivo de fuerte astringencia de apoyos al campo. El Tratado habrá de ser evaluado y posiblemente revisado en 2026; situación que es favorable para que el sector agroalimentario y, especialmente la CNPR, planteen sus inquietudes y posibles propuestas.

Un tema relevante que se presenta también en este número de nuestra revista gremial, es la renovación del cuerpo directivo. De acuerdo a la normatividad vigente, la renovación significó la ratificación del Comité Ejecutivo Nacional del período 2021-2024 para el período 2025-2028.  De forma relevante se creó institucionalmente la cartera juvenil, que se fraguó con la participación activa de los jóvenes productores, algunos de ellos hijos de nuestros agremiados originales. El futuro de la CNPR es y será de los jóvenes, y nuestra obligación será la de generar e impulsar el compromiso con el país y con el campo mexicano.

En este número, de manera significativa, se incluye un apartado para transparentar la presencia de nuestras agremiadas, en su carácter de productoras, innovadoras y pioneras en el desarrollo de líneas de producción de gran potencial probado y desarrollado. Su accionar también en el ámbito de la integración de proyectos sociales, específicamente de mujeres, es notorio y digno de reconocimiento especial. Así, en la ganadería menor, la papaya, el coco y el mezcal, es innumerable la cantidad de mujeres que están llegando a hacer frente al trabajo en sus huertas y parcelas.  La Organización reconoce su esfuerzo y se compromete siempre a apoyarlas en su labor.

Finalmente, en el presente número, además de la evolución del marco jurídico de la pequeña propiedad, se agrega información de la producción de ciertos productos, regiones económicas, usos agrícolas de las tierras, entre otros parámetros. 

Este cuarto ejemplar de agromundo sale en un ambiente de cambios y transformación internacional y nacional. Cambios que habrán de marcar el futuro inmediato y las condiciones de la relación comercial de México con sus tres principales socios, Estados Unidos, China y la Unión Europea, sin dejar de lado a los países con los que se tienen acuerdos y tratados comerciales fraguados desde 1993.

Es tiempo de cambios y cambiar para ser mejores, para forjar un mejor país y un campo productivo y competitivo, con atención y justicia. Atención y justicia al esfuerzo productivo y al trabajo empeñado. Ese es nuestro compromiso. Juntos habremos de luchar para lograrlo; por el bien de nuestros productores y por el bien de todos y todas.

Para esta edición, AGROMUNDO, LA VOZ DE LA CNPR, entrevistó a cuatro de las dirigentes de nuestras Federaciones Estatales y Uniones Nacionales, con el propósito de conocer un poco de su historia de vida, los principales retos que han enfrentado en nuestro sector, cómo se convirtieron en productoras, para finalmente compartirnos el proceso con el que han construido sus liderazgos.

Día Internacional de la Mujer-CNPR
Denis Eugenia Chagoya Jacinto, Marcela Vázquez Tello, Marisol Herrera Ortiz y Olivia Reyes Hernández.

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, que para el 2025 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha invitado a usar el lema: “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento”. En las últimas décadas, la nueva generación de mujeres ha tenido el reto de cerrar la brecha para lograr la igualdad y la equidad en el ejercicio pleno de los derechos políticos, económicos y sociales. Nuestro propósito: ¡inspirar a más mujeres a asumir liderazgos en nuestro sector!

Denise Eugenia Chagoya Jacinto

Vive en Oaxaca y es productora de agave y mezcal. Es quinta generación de mezcaleros y orgullosamente primera generación de mujeres en el mezcal. La familia Chagoya es referente en la industria del agave mezcal, pero no se estilaba que las mujeres se dedicaran a esta actividad. Recientemente, ha asumido el liderazgo de la Unión Nacional de Agave-Mezcal, dando una visión fresca e innovadora a las productoras y los productores de las regiones productoras de agave.

¿Quién fue tu inspiración para trabajar en el sector agropecuario?

Lamentablemente mi papá falleció, dejando maguey sembrado en Tlacolula de Matamoros (Oaxaca). Para poder cosecharlo, mi padrino Porfirio Chagoya, el hermano mayor y patriarca de la familia de mi papá, así como su hijo, mi primo Raymundo, me apoyaron para integrarme a este mundo totalmente dominado por hombres.

Ellos me llevaron de la mano en temas de siembra, manejo y cosecha del agave, así como en la producción y comercialización del mezcal, impulsándome para seguir a pesar del rechazo de los hombres, que al verme joven y mujer, se resistían a mi inclusión.

Su respaldo fue fundamental para no desistir.

¿Cómo ha sido el camino para una líder femenina hasta el día de hoy?

Tuve la oportunidad de convivir con productores de diferentes regiones. El común denominador era la mujer que había detrás. Esposas, hijas, madres, abuelas, primas. Nunca daban la cara, pero sabían hacer mezcal, trabajaban desde la semilla hasta el envasado, casi todos los procesos productivos. Sin embargo, no había un reconocimiento como productoras o maestras mezcaleras.

Empezamos a intercambiar experiencias, sueños, dificultades y éxitos. Estrechamos lazos movidas por la idea de que juntas seríamos visibles. Formamos un grupo inicial de 15 mujeres, después 25 y firmamos un Acta Constitutiva como Mujeres del Mezcal. Después la voz se fue corriendo entre hermanas, comadres o amigas y más se fueron integrando.

Actualmente somos 230 mujeres en toda la cadena productiva en Oaxaca y nuestra fortaleza es la unión. Nuestro lema a seguir es que “siempre hemos estado presentes en la cadena productiva agave mezcal y ahora juntas somos visibles”.

En un sector donde se encuentra una gran presencia masculina, ¿cuáles son los prejuicios que has superado para ser líder?

El sector agave mezcal es sumamente delicado. Al tener una bebida alcohólica, a las mujeres que trabajamos en él nos estigmatizan como “borrachas” “irresponsables” y, al estar en contacto con tantos hombres, incluso nos insultan y faltan al respeto el resto de las mujeres. En el campo no te puedes pintar las uñas, no usas vestido.

Nos critican de fuera por no ser suficientemente femeninas. Nos critican al interior porque los hombres no están acostumbrados a darnos el reconocimiento. Algunos agaveros se refieren a nosotras como “revoltosas”, “desobedientes” o “alzadas” por asumirnos como parte de la cadena.

¿Cuáles son los rasgos distintivos de los liderazgos femeninos?

Los liderazgos femeninos tienen en común “hacer comunidad”. Buscamos apoyo tanto de hombres como mujeres, aceptamos ayuda y consejo de gente que sabe más que nosotras, siempre abiertas a mayor aprendizaje.

¿Cómo podemos promover más el liderazgo de las mujeres en México?

Para que haya más mujeres líderes es importante la educación, para acceder a puestos más altos, mejores ingresos. Las mujeres nos preocupamos y ocupamos más en nuestra familia y en el futuro; al tener resuelta la parte económica, es más fácil asistir a reuniones en grupo y compartir las oportunidades que surjan.

En mi opinión, tener a una mujer en la presidencia de nuestro país ha ayudado a que más mujeres aspiren más alto. Sobre todo, para que haya más mujeres líderes, se tiene que trabajar en la autoestima para que se la crean, hagan equipo y se apoyen unas a otras. Sólo creciendo juntas llegaremos más lejos.

Marcela Vázquez Tello

Es productora en el Municipio de Técpan de Galeana, Guerrero. Su inquietud para ser parte de la actividad agrícola nace de un proyecto familiar de biorremediación de los suelos y de agricultura orgánica. Actividad que la lleva a ser parte de la cadena productiva de un cultivo virtuoso y estratégico para el sector agroalimentario: el cocotero. Adicionalmente, es presidenta de la Unión Nacional de Productores de Coco de nuestra Organización, trabajando programas sociales enfocados principalmente a mujeres, como “Mil Hectáreas, Mil Mujeres” en el estado de Guerrero.

¿Quién te inspiró a trabajar en el sector agropecuario? 

Mis padres, mi hermano, mi familia que siempre de una u otra manera estuvo relacionada con el sector y por el amor al campo, sentimiento que compartimos la mayoría de los mexicanos.

¿Cuál ha sido tu experiencia como líder femenina? 

Provengo de una familia progresista, lo que me permite desarrollarme sin considerar las cuestiones de género como una limitante. Pero debo admitir que en el sector agropecuario seguimos siendo pocas las mujeres que nos encontramos representando a grupos de productores.

¿Cuáles son los prejuicios que has tenido que enfrentar para ser líder en un sector de mayoría masculina y machista?

A pesar de la apertura y de los espacios en los que ahora hay oportunidad, frecuentemente se considera que las mujeres no tenemos la capacidad para responder a las exigencias que te impone la representación como líder de productores. Pero esto desde mi punto de vista es un gran error, porque además a las mujeres nos mueve el principio de equidad y la búsqueda de la justicia. La mujer es un líder nato. Desde de pequeñas empiezan a ejercer funciones de liderazgo en sus propias familias y posteriormente en su trabajo y comunidad.

¿Qué define a los liderazgos femeninos?

Considero que las mujeres somos tenaces, solidarias y altamente responsables, lo que se refleja en su liderazgo.

¿Qué sugieres que podamos hacer para impulsar más el liderazgo de las mujeres?

Las mujeres líderes ahí están en nuestro territorio, trabajando todos los días en sus cultivos, en sus regiones. Lo que se requiere es mayor visibilidad y convocarlas a la participación en foros que difundan su experiencia y se pueda incorporar para establecer políticas públicas más apegadas a las necesidades actuales del campo. Y esto debe ser un compromiso de quienes estamos en alguna posición de liderazgo; convocar a la participación de jóvenes y mujeres en el sector agropecuario.

Marisol Herrera Ortiz

Presidenta de la Federación Estatal de Propietarios Rurales de Aguascalientes. Nativa de ese estado, creció en una familia originaria de los municipios de Asientos y El Llano. Actualmente radica en el municipio de El Llano y se dedica a la producción de ganado menor a pequeña escala de cerdos y ovinos, así como de ganado mayor de las razas charoláis y limousine. Su abuelo paterno se dedicó a la producción de granos y ganado y sus padres son maestros rurales, además de ser productores. Su padre, don José Manuel Herrera, se dedicó durante varios años a la engorda de ovinos, inculcándonos desde muy pequeños a todos en la familia el amor por el campo.

¿Quiénes te inspiraron para trabajar en este sector?

Mi abuelo y mi padre, crecí con las labores cotidianas que se desprenden de la siembra y el ganado. Además de que actualmente comparto ese gusto con mi pareja.

¿Qué podrías compartirnos de tu aprendizaje como líder?

Ha sido una lucha continua, llena de retos, incertidumbre ante las inclemencias del tiempo, pero también llena de incontables alegrías y amor.

Dada la gran presencia masculina en este ramo, ¿cuáles son los prejuicios que se han interpuesto en tu trabajo?

No sé por dónde empezar… nuestras costumbres y tradiciones tan arraigadas complican nuestro andar, sin embargo, la constancia, el trabajo continuo, y el hecho de saber hacer las tareas, me permite la habilidad, pero sobre todo el conocimiento y la experiencia para el manejo de las actividades y tareas diarias en el rancho.

¿Qué características distinguen a los liderazgos femeninos?

Sin lugar a duda, puedo mencionar que somos más organizadas, previsoras, y manejamos mejor las situaciones críticas.

¿Qué hace falta para promover más el liderazgo de las mujeres en México?

Dando mayor difusión y reconocimiento a la importancia del trabajo que realizamos las mujeres en este sector. Nuestra contribución, como en todos los sectores, es importante y éste no tiene por qué ser una excepción.

Olivia Reyes Hernández

Presidenta de la Unión Nacional de Productores de Papaya, radica en el municipio de Soledad de Doblado, Veracruz. Además de ser productora de papaya, incursiona en el cultivo y comercialización de limón y granos básicos en su estado. Es productora, mamá y comercializa insumos y fertilizantes.

¿De quién te has inspirado para trabajar en el campo?

La mayor parte de mi familia se dedica al sector agrícola, mi papá es productor de papaya, de granos y ganadero; mi abuelito materno produce caña, maíz, tomate y picosos. Provengo de una familia de productores y agricultores, lo que hizo que me interesara por el campo y amara producir alimentos y alimentar al mundo. Recuerdo desde pequeña a mi abuelito paterno, quien me llevaba junto con una prima a tomar ponche al rancho, sembrar serranos y cosecharlos. No se me olvida cuando salía tan contenta de casa para traer alimentos; desde pequeña quise marcar la diferencia.

En el medio agrícola inicié con la comercialización de insumos y fertilizantes agrícolas en 2007, con apoyo de un tío y mi familia, especialmente con mi madre y mi hermana, buscando asesorar a productores de papaya, hortaliza, limón, maíz, caña y otros cultivos, con alternativas sustentables, nuevas moléculas, manejos y rentabilidad, siempre centrada en innovar. También inicié mi faceta en la producción agrícola con chile habanero, pepino y papaya, y me gustó tanto que aquí me quedé. Junto con mi hermano y mi esposo hemos hecho un gran equipo, apoyándonos para que todo esto funcione. También han sido mi inspiración mis padrinos de bautizo y tíos, a quienes admiro por todo su esfuerzo y trabajo.

¿Cómo ha sido tu camino para llegar a ser una líder?

No ha sido tan fácil. Mis inicios se dieron en la lucha de un medio dominado cien por ciento por hombres; era muy raro que una mujer estuviera en un lugar de liderazgo, siempre me decían: “dile a tu patrón o avísale a tu jefe”. Ha sido un sector en donde se pensaba que, por ser mujer, no se tenía el conocimiento y no era tan fácil ganar la confianza. Sin embargo, con trabajo me he ganado mi lugar en mi medio.

En la actualidad, hay más mujeres en el sector, aunque tenemos que seguir trabajando duro para demostrar nuestra capacidad de liderazgo, y que somos un muy buen complemento a la figura masculina. Por eso debemos ser las mejores en lo que hacemos.

¿Cuáles son los desafíos que has experimentado para ser líder? 

Los prejuicios superados en temas de género, demostrar que como mujer sabemos hacer las cosas, nos esforzamos, que ganamos honradamente y por capacidad de trabajo y conocimiento, no por el hecho de ser mujer.

¿Qué aspectos enmarcan los liderazgos femeninos?

Hay mucho que decir de esto, pero considero que somos protectoras, luchamos por un bien común, somos muy persistentes, jamás nos rendimos, amamos todo lo que hacemos y lo hacemos con el corazón.

¿Cómo fomentarías más el liderazgo de las mujeres en México?

Con educación, sin duda debemos educar muy bien a nuestras hijas para que sepan lo que quieren, luchen por sus metas y busquen ser las mejores en lo que realizan. Además, tenemos la obligación de inspirar a más mujeres para asumir y reconocer su lugar desde cada trinchera, buscando su seguridad personal y emocional, y siempre capacitarse.

La superficie para producción agrícola se utiliza para cultivos anuales (granos y hortalizas), así como perennes (frutas, agaves, etcétera). Además de las superficies que reciben algún tipo de labor agrícola o ganadera, existe disponibilidad de otros recursos naturales que tienen un usufructo productivo.

En esta edición, AGROMUNDO entrevistó al director general del CIMMYT, el Dr. Bram Govaerts, quien dirige uno de los organismos internacionales más importantes en te- mas de innovación tecnológica y erradicación de la hambruna en el mundo. Sus aportaciones al debate nacional respecto al modelo…

México hoy vive una situación que impone grandes retos para los productores primarios. En el centro de la preocupación está la posibilidad de garantizar la suficiencia alimentaria y la eliminación del hambre, elevándola así a un asunto de seguridad nacional. El abasto oportuno de alimentos es fundamental en la consecución de justicia y paz social. En nuestro país seguimos registrando la presencia de niveles inadecuados de nutrición y, desgraciadamente, de hambre en algunas regiones. La crisis climática, manifestada por el aumento de la temperatura global, la modificación en los patrones de lluvia, aunada a la escasez de agua, el costo de la energía y los aumentos constantes a los insumos productivos, están generando –en su confluencia– una situación que indica una gran afectación en el sector agroalimentario. De alguna forma, en nuestro pasado reciente, el interés nacional fue que- dando paulatinamente subordinado al interés global; y el interés general al interés particular, los afanes de producción y empleo del país a las ventajas simples del comercio, así como la soberanía y seguridad alimentaria a la dependencia del mercado internacional.

Las asimetrías presentes entre la normatividad general para la sustentabilidad y sostenibilidad, contrastadas con la realidad de la gobernanza de cada país, nos obligan al análisis y la reconsideración de la situación del campo y la producción de alimentos. Hoy no sólo exigimos que los productores primarios aseguren la suficiencia alimentaria rumbo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 que ha establecido la ONU, sino que adicionalmente deben conseguirlo con prácticas sustentables y sostenibles, satisfaciendo las necesidades del presente sin comprometer las de futuras generaciones. Un mundo marcado por superávits de producción y precios definidos por los mercados internacionales ha impuesto grandes presiones a los agricultores mexicanos, sobre todo a los de granos básicos en los últimos dos años. Esto hace necesario revisar y evaluar en el corto, mediano y largo plazo, cuál tiene que ser la política pública que debe operar para asegurar la producción de alimentos y mejorar los márgenes de utilidad de los productores, garantes en primera instancia de la eliminación del hambre en nuestro país. La situación actual ha sido el resultado no sólo de la política agropecuaria, sino de la política comercial, la cual hace que el país sobresalga en exportaciones agroalimentarias, en productos específicos, al tiempo que su volumen de importaciones de granos básicos sea cada vez más importante. Esto pone el foco en el origen de los alimentos de la canasta básica que los mexicanos consumen y la dependencia, cada vez mayor, de otros países productores. La reorientación del gasto público y los requerimientos de los programas sociales eliminaron las medidas compensatorias de soporte sustituyéndolas por asignaciones directas a productores sociales. Sin duda esta política debe continuar, pero la evidencia de los últimos ciclos nos señala que para mantener nuestra estructura productiva nacional en el sector primario es fundamental reinstalar las medidas compensatorias que permitían una actividad agrícola, pecuaria y pesquera rentable.

En esta edición, AGROMUNDO entrevistó al director general del CIMMYT, el Dr. Bram Govaerts, quien dirige uno de los organismos internacionales más importantes en te- mas de innovación tecnológica y erradicación de la hambruna en el mundo. Sus aportaciones al debate nacional respecto al modelo productivo primario del país son trascendentales. También exploramos la reciente información sobre la evolución de los niveles de alimentación, pobreza, suficiencia alimentaria e ingreso registrados por el Coneval, así como en el contraste de las regiones y la dotación de recursos productivos en esta ruta de avanzar en la consecución de la seguridad alimentaria. En Historias de Cambio conoceremos la importancia nutrimental y productiva de los maíces criollos mexicanos y su conservación. En Jóvenes de Hoy compartimos la historia de nuestra representante en Coahuila y cómo ha emprendido en temas de biofertilizantes, producción de hortalizas y una granja de huevo orgánico, acompañada por las recomendaciones y consejos de muchos habitantes de su estado. Por último, describimos la reciente forma del nuevo PACIC, en el que se busca mantener los precios de 24 productos de la canasta básica y proteger la alimentación de los mexicanos.

A la luz de la evidencia, será necesario revisar y re- pensar cuál es el camino que deberemos seguir para lograr que nunca un niño mexicano sufra hambre.

Rosario Enríquez Morán

Presidenta de la CNPR

El Dr. Bram Govaerts, director general del CIMMYT, recibió a AGROMUNDO para compartir el gran quehacer científico que este organismo internacional realiza en favor de la producción de alimentos en el mundo. El reconocimiento al logro de los propósitos del CIMMYT es indiscutible cuando se tiene un impacto en el 70% del trigo que se produce en el mundo y el 50% de las variedades de maíz.

AGROMUNDO: A partir del legado de Norman Borlaug, que dio origen al CIMMYT, ¿cuáles son los principales retos de sus investigadores, multi y transdisciplinarios, que enfrentan en el mundo y en México para incorpo- rar con los agricultores las prácticas que ustedes tienen y difunden de la semilla correcta y la agricultura de conservación a partir del método take it to the farmer? ¿Podría ahondar a qué se refieren estas prácticas?

DR. BRAM GOVAERTS: Me da muchísimo gusto que estén aquí, nos hacía falta esta comunicación directa. Desde que el Centro se estableció en México, incluso cuando el Dr. Borlaug llegó aquí hace más de 80 años, y a lo que en ese momento era la Oficina de Estudios Especiales, tenía la inquietud de que las innovaciones surgidas desde la ciencia llegaran a los productores. Cuando inicié en el CIMMYT, hace poco más de 15 años, aún vivía el Dr. Borlaug y, en su última visita a Ciudad Obregón, me dijo: “te encargo take it to the farmer”, porque una de sus preocupaciones –que desde entonces se volvieron mis preocupaciones también– era que las innovaciones del CIMMYT se ex- tendieran a todo el mundo, pero también a México en donde, en ese momento –hace más de una década–, la relación con los productores no era tan estrecha y los retos ya exigían que los productores y el Centro fueran mucho más cercanos. Es cuando hicimos MasAgro, un programa que apoyó a más de 500,000 productores.

Esa misma filosofía sigue hoy, es la filosofía de take it to the farmer: garantizar que lo que hacemos llegue a los productores. En México, básicamente todas las semillas de trigo que se siembran vienen de la investigación del CIMMYT en conjunto con el Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias), con quienes trabajamos estrechamente estas variedades y las estrategias que permitan tener impacto en el campo.

Cuando revisamos qué estaba haciendo el Centro, diseñamos la estrategia 2030 de la institución, con la que queremos resaltar la necesidad de un pensar más sisté- mico. ¿Por qué? Porque nos dimos cuenta de que la semilla sola no resuelve las cosas, es como tener un Ferrari y correrlo en terracería en donde no podrá alcanzar los 230 km/h de lo que es capaz, por eso debes tener el camino pavi- mentado. El camino pavimentado es la agronomía. Adicionalmente, decimos que, si pones a un niño de 3 años o 7 años en el Ferrari con el camino pavimentado, va a chocar el coche, por eso también hay que aprender a manejarlo, aprender a ver las señales. En ese sentido, es necesario proveer capacitación a los productores y entender hacia dónde quieren ir, porque ellos tienen que decidir cuál es la meta a la que se dirigen. Por último, si tienes un Ferrari, entendido como la semilla, si tienes el camino equivalente a la agronomía y la agricultura de conservación, si tienes al conductor capacitado, pero ven- das los ojos del conductor y le tapas los oídos, indiscutiblemente va a chocar el coche. Entonces, lo que necesitamos garantizares que a los productores les llegue la in- formación, los datos para poder to- mar una buena decisión. Creo que es justamente parte de lo que las plataformas de comunicación, o los medios en general, pueden contribuir, para que ellos tengan más información en la toma de decisiones, porque al final, el conductor y el que apunta hacia dónde se va, es el productor.

Ese mismo productor debe regresarnos información para que nosotros podamos hacer una mejor investigación, ya que el gran reto es cómo aseguramos que todo este trabajo en conjunto funciona. En la experiencia hemos aprendido muchas cosas y creo que México tiene una gigantesca oportunidad de equipar a sus pequeños productores para ser competitivos y ser la solución del cambio climático, pero necesitamos que todo el conjunto alrededor de ese productor o productora funcione para que puedan tomar las decisiones pertinentes y tengan acceso a la tecnología adecuada, porque también pasa al revés, el productor sabe cuál es la mejor decisión, pero no tiene las herramientas para implementarla, entonces es igual de frustrante cuando sabes a dónde ir pero no tienes el empoderamiento o el acceso a lo que te puede hacer llegar ahí.

El CIMMYT quiere trabajar muy fuerte esa atención integral, no solo ser un generador de semillas, sino generar todo el conocimiento de agricultura, conservación, de mercados, de mejores prácticas, por un lado y, por otro lado, poder catalizar todo el ecosistema de colaboradores que se necesita para que esto funcione. Ahí están ustedes como organización, están las empresas, el que compra, el que vende, pero en el centro de todo esto se encuentra el productor porque en última instancia es quien debe tomar las decisiones.

AGROMUNDO: ¿Qué experiencia tienen en otros países con las pequeñas parcelas de producción? ¿Qué tan difícil es hacerlo en comparación con el trabajo de grandes productores?

DR. BRAM GOVAERTS: El CIMMYT fuera de México, en otros países, ha sido extremadamente exitoso con pequeños productores. En África, por ejemplo, no hay grandes productores, la mayoría de los productos con quienes se trabaja son pequeños productores. Si nos vamos a la India, las áreas en donde tuvimos muchísimo éxito son las que se llaman los Indo Gangetic Plain, con sistemas de arroz y trigo, y todos son pequeños productores, ya que por el tema de la sobrepoblación, toda la tierra está muy dividida, por eso tenemos una larga trayectoria en el trabajo con pequeños productores.

Ahora bien, considerando una intervención sistémica, los pequeños productores tienen una agilidad de adopción que los grandes productores a veces no tienen; a lo que me refiero es que el pequeño productor puede ejercer grados de libertad e innovar más fácilmente porque puedes controlar mejor un terreno pequeño. El productor grande ya tiene un proceso, maquinaria andando; cambiarle una cosa es complicado porque, además del riesgo, si modificas algo vas a afectar grandes superficies. Para nosotros, el tema de innovación se encuentra en potencia con los pequeños productores.

Cuando el CIMMYT inició su trabajo en México, mayoritariamente fue con productores en el Bajío y en Sonora, que hoy son grandes productores, pero no lo eran cuando comenzamos a trabajar con ellos hace muchos años. Hoy, la mayoría de nuestro trabajo es en el sursureste de México. No hemos dejado de proveer nuevas semillas y prácticas mejoradas a los grandes productores, pero mucho del actual trabajo de innovación está ocurriendo en estados como Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala, con productores de pequeña escala. También participamos en la organización social, porque ese es un factor fundamental. Con el nuevo rumbo del CIMMYT, esa parte del tejido social es para nosotros muy importante. Recientemente hicimos una revisión de la historia del CIMMYT y uno de los temas que nos pareció muy importante fue la incorporación de una directora para los temas de género, equidad, la inclusión social y jóvenes, quien está trabajando con personal de las áreas de investigación y de organización, ya que debemos partir desde nosotros en cómo analizamos los problemas y cómo iniciamos nuestra investigación considerando estos temas sobre el tejido social.

Todas nuestras innovaciones tienen que estar listas para apoyar o, por lo menos, siempre ser respetuosas del tejido social y la cultura. En la actualidad, la prioridad en las variedades no es el rendimiento; si tenemos que escoger entre una variedad con alto rendimiento, pero baja calidad para procesamiento en la cocina, y una variedad con me- nos rendimiento, pero con alto con- tenido de zinc y altos contenidos nutricionales, vamos a optar por la segunda. Hace 60 o 50 años el rendimiento era más importante que cualquier otro factor, pero ahora sí hay un cambio en este sentido; lo mismo con la maquinaria de antes y la de innovación porque ahora se impulsa una mecanización a escala adecuada y climáticamente inteli- gente. Cuando se incursionó en ese ámbito buscábamos ciertos resultados. Hoy la maquinaria que sale del CIMMYT debe tener por lo menos una opción para que también la mujer pueda manejarla, manipularla o trabajarla. Yo mismo tengo la experiencia de Etiopía donde muchas de las tierras no podían ser trabajadas por las mujeres, ya que no tenían permitido culturalmente que trabajara con animales. Por eso encontramos ahí la necesidad de desarrollar maquinaria pequeña.

AGROMUNDO: Dentro de la experiencia internacional Doctor, ¿han encontrado ustedes alguna fórmula de organización social que funcione mejor que otras? Por ejemplo, en México tenemos los ejidos, tierras comunales, colonias o cooperativas. ¿Cuál considera que funciona mejor?

DR. BRAM GOVAERTS: Hay muchas construcciones sociales y creo que la construcción per se no es el tema. El asunto es la conciencia de las relaciones de poder; las cosas funcionan mejor cuando estamos conscientes de esas relaciones, en donde de entrada aseguramos que todos tienen una voz alrededor de la mesa. Dentro de esto todavía hay muchos modelos. Si estamos conscientes de las relaciones de poder, podemos influir en ello y manejar positivamente. Siempre habrá una construcción social y eso inherentemente tiene una relación de poder que puede ser de muchos tipos, institucionalizada o informal. La relación de poder per se no es mala, sino el mal uso de esa relación de poder y excluir a individuos del grupo, lo cual fomenta que haya pocos que ganen y muchos que pierdan. Ese es un mal uso de dicha relación de poder. Creo que los modelos que tratan de ser equitativos deben asegurar que todos crezcan, es decir, no se trata de distribuir la miseria para que todos estén igual. Es la distribución justa de la riqueza, el conocimiento y el poder lo que permite avanzar socialmente en la dirección correcta. En ese tema, cada país debe tener una conversación y decidir cuál es el rumbo que quiere seguir.

La dirección correcta es, regresando a la analogía del coche y los caminos, no en sentido de la corriente política. Tú puedes decidir las direcciones hacia dónde quieres ir y a dónde quieres llegar, entonces ahí el CIMMYT ha desarrollado muchas metodologías que han sido exitosas en esos países donde hemos podido hacer un ejercicio de determinación de rumbo, un ejercicio de construcción que llamamos escenarios transformacionales, lo que significa que nos juntamos con todos los actores y construimos potenciales escenarios. Ninguno es bueno, ninguno es malo, todos diseñan un potencial futuro y luego pueden hacer las cosas, escogen el escenario que consideran el mejor que pueden alcanzar. También pueden decir “no sabemos cuál de estos es el mejor, pero podemos hacer estas cosas que son buenas en cualquiera de los escenarios proyectados”. A partir de este ejercicio, hay países en donde nos han permitido, junto con sus instituciones, diseñar el plan táctico que apoye el camino hacia esos escenarios. El plan táctico suena a algo muy elevado, pero es básicamente identificar los motores de cambio, qué se tiene que hacer y en qué tienen que enfocarse, dando el siguiente paso para que el CIMMYT gestione la implementación de ese plan; un ejemplo muy reciente fue en varios países de África, donde previeron que iba a haber otra crisis derivada de los efectos de El Niño, fenómeno meteorológico que también pega en África y genera sequías muy fuertes. Para estos países, el CIMMYT diseñó un plan que se hizo llegar a los productores, incluyendo agricultura de conservación y semillas resistentes a la sequía. Teníamos millones de hectáreas con semillas resistentes a la sequía. Esto hizo que, en países como Tanzania, Zambia o Malaui, El Niño no tuviera el impacto devastador que pudo haberse dado. Esas semillas venían de la biodiversidad resguardada en el Banco de Germoplasma que el CIMMYT custodia en México. De las diferentes semillas probamos cuáles de ellas eran resistentes a la sequía y fueron parte del mejoramiento que hicimos, en el que juntamos dos semillas, emulando a una mamá y un papá, de los que surge un hijo con las características mezcladas; para las semillas haces lo mismo, pero detenidamente vas escogiendo lo mejor de los dos. Lo importante en ese plan fue que el maíz tiene características de control de plagas, en específico, resistencia al gusano cogollero. Aquí en México se tiene al gusano cogollero, pero en África no lo conocían, no era una plaga que existía, sin embargo, hace 10 años ese gusano viajó con alguien por avión y llegó a África, devastando regiones completas porque los productores no lo conocían, ni sabían manejarlo, incluso aquí en México es complicado hacerlo. Aunque aquí fue fundamental que ya teníamos aprendizajes, lo cual facilitó que nosotros pudiéramos prevenir el impacto de la plaga.

Otro ejemplo de estas conexiones es una enfermedad que se llama UG99, una roya nueva del trigo que apareció en Uganda. Inmediatamente que la enfermedad surgió en África, el CIMMYT investigó toda la biodiversidad de trigo que tenemos porque ninguna de las semillas sembradas a nivel mundial tenía resistencia a la roya UG99. Entonces, lo que hizo el CIMMYT fue, primero, poner un sistema de alerta temprana para ir monitoreando el comportamiento de la UG99. Luego empezamos a desarrollar variedades resistentes en las estaciones experimentales de Toluca, El Batán y Obregón. De todas las variedades sembradas, revisamos cuáles de ellas eran resistentes a la UG99. Las que encontramos resistentes, las incorporamos en el proceso de mejoramiento y todas las nuevas variedades ahora son resistentes a UG99. Esta enfermedad jamás llegó a México por ese trabajo, cuando la probabilidad era muy alta debido a la gran relación e interacción comercial que existe; basta que un solo grano enfermo llegue aquí en un barco y, listo, afecta a todo el cultivo. Por lo que ese intercambio de conocimiento entre continentes, la conexión que realiza el CIMMYT de las realidades internacionales, es también un sistema de prevención poco conocido y visto, pero muy importante.

AGROMUNDO: Lo fundamental para la sobrevivencia de la humanidad, Doctor, porque cualquiera de estas cosas puede pasar en algún momento.

DR. BRAM GOVAERTS: En el contexto que estamos viviendo, incluso es un tema de seguridad nacional. Creo que es trascendental la inversión en agricultura, ciencia e innovación, y la importancia del trabajo de centros como el CIMMYT y sus colaboradores porque nosotros solos no podemos hacer nada, operamos en 80 países y tenemos impacto positivo en ellos. El 70% del trigo sembrado globalmente y 50% del maíz viene de trabajos del CIMMYT. Todo este trabajo no lo desarrollamos solos, lo hacemos con el sistema local de investigación, como el Inifap en México, las ONG locales, las organizaciones de productores locales, las organizaciones de productores, el INEGI, la Universidad Narro o Chapingo, y muchas otras instituciones. Creo que por eso es tan importante el ejercicio de escenarios y de qué futuro se quiere, porque entonces todos sabemos que estamos yendo en esa dirección y así también el CIMMYT tiene que tomar decisiones estratégicas de hacia dónde enfocar sus investigaciones y soluciones, las cuales va a desarrollar en conjunto con estas organizaciones que menciono. En Kenia, por ejemplo, la situación es diferente porque ahí comen ugali, y para nosotros es la tortilla, de manera que los esfuerzos deben dirigirse en garantizar la calidad de esos alimentos básicos.

Una de las cosas que hemos trabajado muy fuerte en este nuevo pensar del CIMMYT es asegurar y hacernos responsables de que la información llegue a los productores, por eso ahora también medimos nuestro éxito como organización a través del hecho de que las cosas lleguen al productor. Antes mediamos qué tan buenos éramos al generar las innovaciones, hoy medimos qué tan exitosos somos siempre que estas innovaciones sean adoptadas por los productores, porque podemos tener muy buenas innovaciones, pero si no llegan al productor, estas no sirven de nada.

AGROMUNDO: En ese sentido, ¿cuáles son los mecanismos que ustedes han desarrollado para poder llegar a ellos?, porque hablábamos un poco sobre esta transición de ser un centro de investigación de semillas para compartir un sistema integral de producción al agricultor basados en la sustentabilidad, entonces, ¿cuáles son los mecanismos que ustedes como organismo están desarrollando para hacer esto más fácil?

DR. BRAM GOVAERTS: Justamente son lo que nosotros llamamos las redes de innovación y hemos generado una metodología, la metodología de los hubs, es decir, los nodos de innovación, en los cuales seleccionamos zonas agroecológicas desde un plan integral para un país o un plan para esa zona agroecológica que tiene necesidades específicas. En México, por ejemplo, los pequeños productores en la zona tropical de Chiapas y la zona de riego triguera de Sonora tienen necesidades de semillas y prácticas agronómicas diferentes. En el caso de Sonora deben ser inicialmente eficientes en el uso de agua, en Zacatecas la agricultura de temporal demanda variedades resistentes a la sequía, entonces incluso el tipo de prioridad que se dé al tipo de intervención depende de esa agroecología, y luego trabajamos con las ONG, la iniciativa privada y organizaciones locales, con el propósito de hacer una red de conocimiento, conectarlos y asegurar que la semilla o la innovación se extiendan adecuadamente al productor. Como ejemplo de esta vinculación, cuando yo llegué a México en el 2010, había muy pocas semilleras nacionales, solo las transnacionales que atendían el norte, y muy pocas semilleras en el centro y sur. Hoy tenemos 60 semilleras nacionales, ¿cuál era el problema? Las semilleras pequeñas no podían, ni tenían la fuerza de investigación que tenían las grandes, y algo sencillo que hicimos en CIMMYT fue que juntamos a las pequeñas semilleras con las grandes.

Deja explicarme, parte del éxito en el CIMMYT es su capacidad de tener sitios de evaluación para entender qué semilla es buena. Entonces, si la compañía grande tenía 150 sitios de validación, una compañía pequeña tenía 2 o 3, ¿cómo iba a poder tener la misma fuerza? Lo que hicimos fue juntar todas las empresas semilleras y pedirles que compartieran sus materiales y siembra entre ellos. Eso parecería contraintuitivo, pero compartieron los sitios y el CIMMYT independientemente recibió los datos de todos, los organizó y el mismo día envió todos de regreso, de manera que de tener tres sitios, cada semillera pasó a tener 150, pero con el costo de tres sitios. Esta multiplicación de beneficios fue posible porque se intercambiaron los datos para todos por igual, donde los mayores beneficios son para aquellos que utilicen esa data para la toma de decisiones.

Otro tema son los extensionistas de gobierno, ¿cómo aseguramos que su extensionismo está basado en conocimiento más reciente? En estos casos a veces hay un desfase, porque como centro generamos los conocimientos, pero en ocasiones los extensionistas están desvinculados completamente de estos nuevos conocimientos. Entonces, ellos pueden estar sembrando algunas semillas mejoradas que resisten, pero quizás ya hay algo mejor, por lo que necesitamos cerrar esa brecha. La metodología del hub busca asegurar que no exista este hueco, no solo para hacerles llegar lo último que tenemos, sino también al revés. Nosotros usamos muchísimo la información que viene de los extensionistas para identificar lo que realmente le funciona al productor.

AGROMUNDO: ¿Y cualquiera puede tener acceso?

DR. BRAM GOVAERTS: Cualquier persona puede tener acceso a estos hubs. Hoy estamos operando varios, obviamente es un tema presupuestario, puedo tener tanta gente en estos hubs operando como presupuesto haya para ejecutarlo, pero también creo que es una cuestión de conciencia sobre realizar esta pequeña inversión. Hacer esos ejercicios estratégicos y aplicar tal metodología puede también generar el retorno sobre la inversión de los demás programas y acciones que se aplican en el campo porque la metodología del hub hace que el extensionista sea más efectivo.  Esto puede medirse porque tenemos un sistema de medición e indicadores en el que el extensionista pone sus datos que, a su vez, llegan a una gran base de datos. Así, tanto el gobierno como la iniciativa privada pueden observar de manera honesta y clara cómo avanzan sus iniciativas y, al mismo tiempo, el extensionista recibe nueva información de cómo hacer mejor su trabajo. Por eso la efectividad de los 100 dólares o los 100 pesos que el gobierno invirtió en ese extensionista se traduce en impacto directo en el campo, porque cuesta lo mismo tener un extensionista efectivo que uno no efectivo, pero el impacto en el campo será muy diferente.

Tenemos un programa en Sudán, país que está ahora en guerra, donde muchas ONG empezaron a entregar semilla para sembrar, pero se estaba entregando semilla que no funcionaba. Respecto a esa situación, nosotros ya generamos una mesa de diálogo para decir que la semilla correcta debe ser la resistente a la sequía, ya que una de las causas de la guerra fueron las sequías recurrentes, y con esto, vamos atendiendo tanto la falta de comida como sentando las bases de una agricultura para la paz. Creo que también en México es muy importante que no perdamos esa articulación y conexión entre la ciencia y la innovación, con el extensionismo y todos los actores que están en el campo.

AGROMUNDO: Ante el panorama de sequía que tenemos en México desde hace más o menos 5 años y que ha generado un gran impacto en la producción de granos, ¿están ya trabajando en proponer algunas acciones específicas en estados trigueros, como Sonora, Baja California o en Chihuahua, que pudieran mantener los cultivos y al productor, y generar ingresos económicos?

DR. BRAM GOVAERTS: Para esto el CIMMYT ha invertido mucho tiempo en la generación de prácticas de agricultura de conservación, que son prácticas que aprovechan la poca agua que cae y aprovechan mejor el sistema. En zonas agrícolas de estados como Sonora no había mucho incentivo hacia estas prácticas porque el agua estaba disponible; hoy estamos viendo que el agua ya no la tenemos tan disponible, por lo cual esas nuevas prácticas ahora generan mucho interés para poderlas aplicar y poder sembrar. Esto también se convierte en un tema colectivo porque sí hoy hacen cálculos al decir -solo por poner un ejemplo- que hay disponibilidad de agua para 50 hectáreas, cuando con agricultura de conservación serviría para 75 hectáreas, eso significa que un mayor número de productores pueden seguir activos; alrededor de 50% más de productores que no tienen que emigrar ni buscar otras opciones. Por esa razón estamos complementando mucho con prácticas agronómicas que puedan utilizar mejor el agua. Y el elemento agua se vuelve mucho más importante en el México de hoy, tanto para temporal como para riego. En riego hay una escasez de agua porque ya no hay mucha disponibilidad; en el tema temporal, las aguas son menos predecibles o constantes, por lo que necesitamos generar los sistemas para que puedan sobrevivir con los recursos disponibles, donde el productor que más capacidad tenga para mitigar los efectos del clima durante ese período difícil, es el que tendrá mejor rendimiento. Nosotros queremos trabajar con todos los actores de los sistemas agroalimentarios y creo en la complementariedad entre el acceso a toda la innovación internacional y el entendimiento de los problemas locales, lo cual tenemos que aprovechar más en los años que vienen.

AGROMUNDO: ¿Y este mismo sistema aplica también para maquinaria?

DR. BRAM GOVAERTS: Totalmente. Nuestra maquinaria la mandan a los hubs y ahí la pueden reproducir. Lo bueno del CIMMYT es que todo lo que hacemos nosotros automáticamente es Patrimonio de la Humanidad, todos los diseños están disponibles libremente, todo está en la página web. De hecho, tenemos unos sistemas en Ipad que te identifican o mandan la maquinaria y el plano al herrero local, pero en algunas ocasiones el herrero local no sabe cómo manejarlo, de modo que hay un sistema en Ipad donde la máquina aparece de manera virtual. Entonces, en el Ipad ves la máquina real y la máquina como debería ser (desde la parte visual). El herrero puede ver dónde hay una falla y manipular la imagen, ya que es 3D, y así es posible comparar cómo debería verse y cómo se tiene. A partir de esta herramienta visual puede entenderse todo lo que hacemos y está disponible para todos. Es relevante mencionar que sí patentamos. Tengo una oficina grande que se dedica a eso para poderlo liberar luego, pues uno de los errores que hicimos antes era no patentar, de modo que otros lo hacían, guardándolo y cobrándonos de regreso. Dada esa situación, ahora sí aseguramos que tenemos la propiedad intelectual muy controlada, bien documentada, y esto mismo ocurre con las semillas. Nosotros como CIMMYT no podemos dar derechos de autor porque el conocimiento tiene que estar disponible para todos; como organismo no podemos dar el derecho a uno solo, tenemos la obligación de que el conocimiento esté al alcance de cualquier persona.

AGROMUNDO: En el tema de las semillas y su disponibilidad hacia la humanidad con acceso a todo este conocimiento, hablando de los actores y los actores políticos en México y desde el sexenio pasado, tenemos el problema de los transgénicos, que no quieren que se nos involucre. No sé si ellos también consideren como transgénico las hibridaciones que ustedes desarrollan, porque hablan de hibridaciones; y es algo que también hace el Inifap. ¿Cuál es su perspectiva sobre este tema? ¿Qué expectativa tienen en el CIMMYT para hacer conciencia de que necesitamos mayor disponibilidad de semillas, que sean más resistentes y mejoradas?

DR. BRAM GOVAERTS: Sí, es un tema muy importante. En el caso del maíz, México tiene mucho camino aún que recorrer con tecnologías como la hibridación, los híbridos pueden ayudarnos muchísimo en el campo mexicano sin tener que considerar siquiera el tema de los transgénicos, donde lo que se hace es tomar un gen de una especie diferente y ponerlo en el maíz. El CIMMYT se apega 100% a la normatividad del país, por eso es tan relevante que el país diseñe hacia dónde quiere ir. Países como Kenia han decidido permitir semillas transgénicas de maíz, pero México tiene obviamente una situación particular porque es el centro de origen del maíz. De aquí viene toda la biodiversidad y por eso debemos ser muy cautelosos en ese tema y articular esfuerzos para preservar esa biodiversidad, dado que es la riqueza potencial del futuro.

En los transgénicos hay diversos tipos, unos conectados con el uso de un producto, por ejemplo, resistentes a cierto herbicida; pero también hay transgénicos resistentes a sequía. Kenia ha trabajado transgénicos resistentes a la sequía por su contexto muy particular; pero en México no se trabaja con transgénicos no solo por el tema de la biodiversidad, sino porque en México hay temas que, en conjunto con el gobierno, la academia, la iniciativa privada y los productores, se han definido como prioritarios. Como, por ejemplo, si tenemos la autosuficiencia en maíz blanco, cómo mantenerla; las innovaciones agronómicas que son necesarias para mantener esa autosuficiencia; nuestra biodiversidad de maíces nativos; innovaciones de nutrición por su importancia para el consumo humano; y en las enfermedades de los cultivos que no piden permiso y son inteligentes. Por eso estamos trabajando sobre la línea de criollos OPS o semillas de polinización abierta e híbridos en la parte de maíz amarillo, que es el maíz que mayormente importamos.

Estamos convencidos de que también hay una ventana grande en la que el productor mexicano puede producir maíces para alimentar el ganado. Hay terrenos que no están aprovechados y rendimientos que podemos aprovechar también. Nos encontramos trabajando sobre híbridos con suficiente contenido nutricional y creo que México podría distinguirse en eso y en la proteína, porque finalmente lo que tratas de hacer ahí es engordar al ganado, lo cual significa que la proteína es muy importante. En esa línea, el CIMMYT está investigando híbridos que tengan alto contenido en proteína para que sea más eficiente en el alimento del ganado y también, en ese caso, son híbridos de polinización abierta, no transgénicos.