Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano
El equipo de la CNPR tuvo la oportunidad de entrevistar al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano para conocer su opinión acerca de la situación actual del campo mexicano y sus productores, así como preguntarle cuáles serían las acciones que él considera necesarias para atender los problemas urgentes que afronta.
Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, ¿cuál es su visión del campo mexicano?
En primer lugar, hace falta una reconstitución institucional. Esto quiere decir: recuperar la banca de fomento, la banca agrícola. Es importante recuperar todo lo que es asistencia técnica, el extensionismo seguramente habría que organizarlo en función de las condiciones actuales, tanto del campo como de los propios productores y de las distintas regiones. Darle mucho más apoyo a la investigación.
Pensaría que, habría que tener lo que hubo antes, los tres institutos: el de investigaciones agrícolas, pecuarias y forestales. Cada una, por su lado, para que de manera independiente, reciban de la institución correspondiente una atención prioritaria.
Creo que esto sería parte de lo que habría que pensar y, desde luego, tiene que haber tecnificación, desde manejo de suelos para evitar erosión en las distintas cuencas, principalmente en las partes altas de las cuencas, para la retención de agua, que permitiría también una serie de cultivos frutícolas, forestales, maguey, nopal, según las regiones y los distintos productos, porque cada uno requiere su tratamiento particular. No es lo mismo una huerta de coco que una parcela de maíz. Hay que también tratar de recuperar las experiencias que vienen de muy atrás y han resultado efectivas como la milpa integral con maíz, frijol, calabaza y chile que es central a nuestra cultura.
En las diferentes estrategias gubernamentales que se han implementado para tratar de apoyar a los productores del campo, ¿considera que han sido adecuadas o qué ha faltado para poder proteger al productor, por un lado, pero por otro, incentivar la productividad del país?
No he seguido lo que ha pasado en el sector agrícola en el sentido amplio, pero veo que la situación no va a cambiar mientras no haya créditos, ni una política del Estado que busque integrar los cultivos, la explotación primaria en la industria, ni se impulse la integración y la prolongación de cadenas productivas. Tendríamos que ampliar e impulsar la industria de fertilizantes, no necesariamente químicos, ni agroquímicos, sino toda la parte orgánica. Aprovechar todo lo que es la lombriz, los desechos orgánicos, que pueden transformarse en buena parte. Desde luego no son los remedios universales, pero yo creo que, si todo eso se pudiera poner en práctica, estaríamos mejorando nuestras capacidades de producción y de elevar productividades en términos generales. Lo mismo podría decirse sobre ganadería, creo que no ha habido apoyo suficiente para aprovechar lo que es, en lo que es la cría propiamente, todo lo que tiene que ver con la producción de embriones y buscar la cría por los métodos nuevos; no sólo aquello que empezó hace ya varias décadas con la inseminación, sino ir avanzando en mejoramiento genético en términos generales, también para el caso de la leche y cómo lograr mejores beneficios pecuarios.
Respecto a su visita con los productores a algunos estados del norte del país, ¿cuál es el sentir con el tema del crimen organizado?
Las personas que estuvieron en las reuniones a las que asistí, no hicieron ninguna mención específica del crimen organizado. Lo que sí puedo decir es que, con gente conocida en Michoacán, principalmente, tanto en tanto productores de aguacate como limoneros, sí tienen la presencia del crimen organizado, montados ahí hace algunos años, en la zona de Apatzingán y Buenavista. Los delincuentes habían establecido que no se podía cortar limón en determinados días de la semana y si lo hacían en los días que no estaban autorizados, si veían algún camión que llevara limón para entregar algún empaque, le quitaban el camión, tiraban la fruta o cualquier tropelía de ese tipo. Ahora ya no sucede eso, pero le cobran en el empaque directamente y ya sabe el productor que al producto que entrega le están quitando cierta cantidad por kilo, por caja, o por según se mida la entrega. O también, simplemente llegan con los huerteros y les dicen “tienes tantas hectáreas o tienes tantos árboles, te toca pagar tanto”.
Sin duda alguna esta situación desincentiva, aunado a que se vive en un riesgo permanente. Por el derecho a producir se tendrá que instrumentar una política distinta a la que se ha venido implementando para efectivamente erradicar esa delincuencia. Muy difícil, desde luego. Pero la voluntad es lo primero que tiene que haber y luego resolverlo.
¿Considera que ha beneficiado la reforma constitucional de la ley agraria de 1992 a los pequeños propietarios del campo y mejoró su situación agrícola y ganadera?
Yo creo que no, pero de alguna manera ayudó a la concentración. Además, lo que establece cuando dice que sólo se pueden agrupar y llegar a máximo 2,500 hectáreas o algo así, no ha habido ningún control. Nadie sabe cuántos agrupamientos de productores hay efectivamente, o el número de hectáreas son de uno solo o muchos. En ese sentido, no ha habido ningún control, ningún seguimiento, por lo tanto, no sabemos si esto está propiciando que haya realmente un latifundio; latifundio que puede ser dañino en términos generales, tanto social como económicamente.
En general, los acaparamientos no son buenos, ni son sanos.
¿Estimaría que habría que reestructurar esa reforma?
Sin duda esas reformas tendrían que revisarse y en todo caso plantearse en función de cómo es ahora la agricultura. Todo ha cambiado desde que se hizo esa ley. Esto también implica un cambio en la falta de apoyos que se están dando, como los acaparamientos de tierra, de agua, etc. Habría que revisar la reforma en leyes agrarias. Nadie sabe si un productor particular está ocupando tierras de pequeñas propiedades o ejidatarios. No creo que en eso haya absolutamente ningún control, ningún conocimiento al final de cuentas.
Habría que reconstruir, reconsiderar y pensar seriamente en la im portancia de reconstituir los instrumentos, las instituciones de apoyo al campo y evidentemente hay que dedicar presupuesto para eso. Cuando en un gobierno se dice que el campo es prioritario, primero dime de qué dimensión es tu presupuesto. Porque si no hay presupuesto para tecnificar el riego, si no hay presupuesto para revestir canales, si a los productores en los distritos de riego se les entregó diciéndoles “ahí está el distrito y háganle como quieran”, estás cometiendo una falta, las cosas no se resuelven de manera automática. Tendrían que pensarse en una muy alta participación de los propietarios, de los agricultores, pero al mismo tiempo contando con la responsabilidad del gobierno.
El Estado no puede dejar de tener responsabilidad, si no dragamos los drenajes, si no tecnificamos, si no revestimos los canales, el Estado está perdiendo o degradando la calidad de un patrimonio nacional, pues son bienes de la nación al final de cuentas. Esto es, si yo tengo una tierra a la que no atiendo, a la que no manejo bien, al final estoy haciendo que el Estado que me permitió y me dio la oportunidad de tener una parcela, una propiedad, yo la estoy degradando. Por tanto, todo eso es una responsabilidad a la que no puede renunciarse.
Con los movimientos migratorios masivos, ¿qué piensa de que hubiera algún esquema de regularización de la gente que viene buscando una oportunidad para abrirles posibilidad de trabajar en el campo mexicano?
Primero habría que pensar en términos generales, que se requeriría una cierta capacitación y luego que hubiese un ingreso razonable, que el migrante tenga un pago suficiente, alojamiento, salud, etc. No es tan sencillo. Podría ser una forma de captar trabajadores para el campo, pero siempre que hubiese incentivos y capacitaciones.
Entonces, ¿qué acciones podemos tomar para incentivar a que la gente no abandone el campo?
Garantizando que haya los instrumentos que permitan realmente trabajarlo. Esto es, empezando por el crédito y la asistencia. El crédito en este caso es fundamental.
¿Y esto es una responsabilidad del Estado?
Así es. Es su responsabilidad porque si queremos que produzca una tierra, se debe estar dispuesto a que ésta sea productiva, y si yo como productor puedo dar mi esfuerzo, mi capacidad, pero me falta con qué comprar la semilla, pues ahí ya nos perdimos todos. Entonces, tiene que haber los apoyos institucionales y luego los estímulos para organizarse. Esto es en todo. Hay programas que yo creo que tienen que ser fundamentalmente del gobierno. Por ejemplo, todo lo que serían los programas de combate a la erosión. Es decir, un particular difícilmente puede simplemente hacer surcos en las curvas de nivel y esperar a que se surjan pastos o se siembre pasto, o si hay condiciones naturales, hacer una plantación de frutales o de especies forestales. Por lo menos una primera parte tendría que ser responsabilidad del Estado. Ya después la gente puede cuidar la huerta, puede hacerse responsable de que los árboles crezcan, pero hay partes o etapas en donde no puede obviarse la responsabilidad del Estado y más que en este ejemplo de la erosión. La clave está en el crédito y en las condiciones en las que se otorga. Si ya tengo la parcela para cultivar maíz, trigo o lo que sea, y si no hay crédito, si no hay una comercialización que me garantice que me van a pagar un precio razonable, si por un lado hay un precio de garantía de seis mil, y por otro el empresario que hace harina de maíz, o de trigo, me lo paga a cuatro mil, ahí estamos teniendo un problema.
¿Qué se podría hacer para que el gobierno se vea más involucrado en estas acciones?
Seguir insistiendo para que se reconstituyan las instituciones, para que haya precios de garantía, para que surja realmente una política agrícola que vaya desde la producción hasta la comercialización, y comercialización quiere decir interna y, en su caso, productos de exportación. Es decir, crear las condiciones para que haya facilidad, que toda la cadena funcione adecuadamente y en cada paso de ésta vaya dejando beneficios al que se encuentre participando en las partes de la cadena.
¿Qué opina ante este camino a lo largo de la construcción democrática, de sensibilizar a la sociedad sobre replantear cómo es México, cómo debemos de vivir la política y la democracia? ¿Cuál es su experiencia?
Creo que es necesario alentarles y exigir que cumplan lo que dicen que deben hacer. Claro, no le toca al gobierno meterse en las organizaciones, pero las que creo yo que pueden tener éxito son aquellas que realmente están cumpliendo con la finalidad que se propusieron. Y ahí depende mucho de sus propios integrantes. No se trata de que yo gobierno me meta a decirte lo que tienes que hacer. Pero sí, yo diría, en la medida en que cumplan con el compromiso que por sí mismos están contrayendo, pues eso creo que las fortalece. Y lo que habría que pedir al gobierno es que escuche y atienda en lo que a uno y otro le toca.
Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, ¿algún mensaje final para nuestros productores?
Seguir insistiendo, es decir, la organización da también más capacidad. Las organizaciones son fundamentales para cualquier cosa, pueden ser exponenciadoras para la acción. Brindan más fuerza, sin duda alguna, para poder cumplir las finalidades que se propongan, por eso hay que fortalecer la organización y cuidar que efectiva-mente se cumpla con el compromiso que moralmente se contrae.