Ing. Carlos Blackaller Ayala

Existen grandes oportunidades de crecimiento para la agroindustria de la caña de azúcar en México: Desde su fundación, la UNC ha desempeñado un papel estratégico en el sector; la agroindustria de la caña en México tiene retos y desafíos, para superarlos las organizaciones son un factor determinante; la diversificación sustentable es el gran reto para el sector.

Uno de los sectores estratégicos en el campo mexicano es la agroindustria de la caña de azúcar, esto derivado de la importancia social y económica que el cultivo y su industrialización significan en las regiones cañeras que se extiende en más de 260 municipios en 15 entidades de nuestro país.

En ese contexto, la Unión Nacional de Cañeros A.C. (UNC), incorporada a la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR), ha jugado un papel relevante desde el momento de su fundación en 1973, cuando un grupo de productores de caña encabezados por el licenciado Jesús González Gortázar, tuvo la iniciativa de organizar a los pequeños propietarios productores de caña.

Precisamente sobre el origen de la UNC, el ingeniero Carlos Blackaller Ayala, presidente de la Unión Nacional de Cañeros A. C., mencionó que “la UNC fue creada con la finalidad de organizar lo que hoy es una de las actividades económicas más importantes en el campo mexicano, además de promover su desarrollo integral y consolidar su presencia en México y en los países demandantes de azúcar de caña y de sus derivados”.

Explicó que la UNC a lo largo del tiempo, ha promovido el desarrollo multifuncional de la agroindustria de la caña de azúcar, para lograr este desarrollo, el organismo realiza las siguientes acciones:

  • Privilegia las figuras asociativas y financieras creando una cultura de organización y financiamiento.
  • Capacita y actualiza constantemente a sus dirigentes y afiliados.
  • Defiende y promueve la seguridad social de los cañeros y sus trabajadores, con el propósito de dignificar y mejorar su nivel de vida.
  • Realiza acciones estratégicas para el desarrollo sostenible del sector.

“No hay que perder de vista que a partir de la caña de azúcar se genera desarrollo y economía, prosperidad que en cada región productora se comparte, generando empleo, cultura y arraigo”, señaló el líder de los productores caña de la UNCCNPR. Mientras que, en el contexto global, México se ubica como el octavo país productor de azúcar y el noveno consumidor.

Una importante faceta que debe considerarse en la producción de caña mexicana son las condiciones heterogéneas que presentan las regiones productoras. El Ing. Blackaller puntualizó que “las condiciones edafoclimáticas, topografía, clima, suelo, precipitación anual, disponibilidad de riego, entre otras, en el cultivo de la caña presentan una gran variabilidad de región a región”.

Aunque se estima que 30% de la superficie con cultivo de caña accede a algún nivel de tecnología de riego, la realidad es que la variable de rendimiento y calidad industrial de la caña de azúcar va directamente ligada a la cantidad de lluvia y su distribución a lo largo del ciclo del cultivo y su cosecha.

Asimismo, la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, además de establecer las instancias de coordinación y mecanismos que regulan la relación comercial, también conlleva el objetivo de incrementar producción, productividad y rentabilidad. Es evidente que ante tan diversas condiciones cada región enfrenta en mayor o menor grado oportunidades y retos que deben resolverse.

Al realizar un análisis sobre las diferentes situaciones que intervienen en el cultivo, producción y cosecha de la caña de azúcar, la Unión Nacional de Cañeros ha identificado algunas otras que intervienen de forma general, las cuales necesariamente deben considerarse, tanto por los productores en lo individual, como en las políticas públicas destinadas al cultivo:

• Factor Humano: trabajadores del campo; edad promedio de productores; relevo generacional.

• Cambio Climático: patrón de lluvias errático; incremento de temperaturas; mayor incidencia o nuevas plagas y enfermedades, etcétera.

• Acceso al Riego: tecnificación y uso eficiente del agua; inversión y financiamiento; restricciones Conagua.

• Suelo Agrícola: reducción de fertilidad; cobertura y manejo del residuo de cosecha en verde; prácticas agrícolas compactación y erosión; biología y biofertilizantes; uso eficiente de insumos; capacitación de productores y recurso humano.

• Mecanización: equipo de cosecha; maquinaria e implementos eficientes; agricultura de precisión; tecnologías de la información, entre otros.

En México, las últimas cinco zafras han sido afectadas en general por las escasas lluvias y las regiones importantes han padecido más de un período con sequía extrema. Los resultados de las últimas dos zafras dan cuenta de ello.

El panorama para la agroindustria de la caña de azúcar a nivel mundial no pinta mal, al contrario, si bien es cierto que la producción de azúcar no observa un crecimiento real, éste se mantiene en 173.6 millones de toneladas de acuerdo a la Organización Internacional del Azúcar (OIA).

“Pero respecto al consumo mundial, tenemos que durante los años postpandemia, éste promedia un crecimiento de 4 millones de toneladas por año, es decir, el Consumo Mundial se ubica en alrededor de 179.8 millones de toneladas”, informó Blackaller Ayala.

Insistió en que el crecimiento del consumo se impulsa por el aumento de la población y mayor uso de azúcar consumida en productos básicos, además se están realizando inversiones y existen proyectos en marcha en diferentes regiones del mundo que incentivan la producción y refinación de azúcar, sin perder de vista la diversificación de productos, lo cual garantiza viabilidad a largo plazo en la producción de caña y remolacha.

Otra gran oportunidad que tiene el sector, lo estamos viendo en el área de la diversificación de productos y subproductos obtenidos a partir de la caña de azúcar.

De acuerdo con el presidente de la Unión Nacional de Cañeros, la diversificación se ubica en dos áreas principales: 1) la energía de las la cual puede obtener: etanol, biogás, bioenergía y combustible de aviación (SAF), que es una gran oportunidad que vemos como cañeros.

Otra área de diversificación la encontramos en los biomateriales. A partir de estos podemos obtener bioplásticos y síntesis bioquímica, con lo cual también estamos entrando a un aspecto muy importante de nuestros tiempos: transformar a la agroindustria de la caña de azúcar en una actividad totalmente sostenible.

“La energía a partir de celdas de Hidrógeno es otra potencial oportunidad, donde el etanol obtenido de la caña sea la fuente renovable para obtener el Hidrógeno. En este caso podemos poner como ejemplos que empresas fabricantes de automóviles como: Toyota, Hyundai y Honda, ya tienen un modelo de auto comercial que funciona con Hidrógeno”, mencionó Carlos Blackaller.

Una de las grandes oportunidades que tenemos como sector azucarero a nivel global, es participar de lleno en la industria aeronáutica, “la bioturbosina o combustible de aviación sostenible (SAF)”. El Ing. Carlos Blackaller señala que México puede y debe ser parte de ésta. El compromiso de la industria de aviación de reducir emisiones ya se encuentra en marcha y el combustible sostenible tiene un peso importante para alcanzar las metas.

“En tanto, México debe acelerar ritmo. Las estrategias que se implementen y las acciones que realicemos, necesitan tener el foco en una producción sostenible y de costos eficientes. Hay que estar conscientes en algo: En el precio de la caña está el ingreso del productor y en el costo de producción está la utilidad”.

De acuerdo con el presidente de los cañeros de la CNPR, la agroindustria de la caña de azúcar tiene que enfrentar retos y desafíos importantes, no sólo a nivel nacional, sino cada vez más se incluyen en la complicada lista aspectos globales que no pueden dejarse de lado, tal como:

• El financiamiento al campo cañero, oportuno y suficiente.

• La tecnificación del campo cañero (disponibilidad de mano de obra).

• Mejora en las condiciones económica y sociales de la mano de obra para labores agrícolas y de cosecha.

• Ampliación de tierras de riego.

• Envejecimiento del campo cañero.

• Investigación y transferencia de tecnología.

• Diversificación de los productos y subproductos de la caña de azúcar.