Renovación del Comité Directivo Nacional de la Unión Juvenil
La importancia de la participación de los jóvenes en las actividades agropecuarias y rurales es indiscutible para impulsar la productividad y el dinamismo de la economía local y nacional. El dirigente de la Unión Juvenil, Fabricio Cano Martínez, nos comparte sus ideas e iniciativas para rejuvenecer al campo mexicano.
¿Cómo fue tu acercamiento a la CNPR?
Vengo de una familia dedicada al sector agrícola por más de cuatro generaciones, cosechadora de café particularmente. Tengo especial aprecio, admiración y respeto por mi abuelo paterno, el sr. Héctor Cano Martínez, que a su vez transmitió el legado familiar en materia de la caficultura, a mi padre, Alfredo Cano Martínez, quien se desempeñó como dirigente del sector caficultor de la CNPR. Él actualmente se encuentra discapacitado por esclerosis lateral amiotrófica y ello también me aventuró por conocer de manera más profunda y apasionada el tema del campo. He convivido con ello en mis 25 años de vida. Me enamoré de la agricultura, de los días soleados, de esparcir el café en las planillas, de acompañar a mi abuelo a las fincas, de subirme a las camionetas de tres toneladas junto con los productores y cosechadores de café, por el olor a café tostado. Es algo que recuerdo mucho en mi infancia, y sobre todo porque sabía que era la raíz de donde salía la comida para la familia, que ése era el sostén familiar, que la agricultura y el campo lejos de dar a comer a otros, lo estaba haciendo también en casa. Ahí surge mi amor al campo. También el hecho de incluirme en la CNPR, derivado de la cercanía de mi padre a la organización, y a causa de su cese de actividades como dirigente, es que recibo la invitación por parte de la Mtra. Enríquez Morán, quien amablemente me extiende la invitación y yo con gusto acepté, pues considero que vivimos en una etapa como país y generación —es multifactorial esta situación— que debemos involucrarnos en temas agrícolas, saber más del campo, de la ganadería, de la silvicultura, todos los temas relacionados al medio ambiente, ya que la Agenda 2030, una agenda que nos marca la ONU para el sustento de nuestro planeta, nos señala una serie de acciones en las que insta a tener un planeta más verde y saludable para poder subsistir como especie. Debemos estar conscientes de que la agricultura juega un papel importante en esta situación. México requiere de sustentabilidad y sostenibilidad; es increíble que como nación estemos comprando alimento a otros países cuando tenemos todas las altitudes, regiones, diferentes climas, para poder ser sustentables. Como jóvenes necesitamos unificarnos para buscar el apoyo gubernamental y del sector privado para hacer de nuestros campos un sector más fuerte y viable, al mismo tiempo de que sea redituable económicamente.
¿Cuál es tu plan de trabajo y estrategia para integrar más jóvenes? Cada vez tienen menor interés en las actividades del campo, migran a la ciudad y creen que ya no hay oportunidades para ellos. ¿Cómo piensas motivarlos o inspirarlos?
Hay muchos factores que juegan a la hora de tomar una decisión pública; hay quienes creen que hacer alianzas con instituciones resolverá las dificultades que aquejan al campo; sin embargo, el problema es creer que un solo eje lo va a cambiar todo. Yo tampoco me siento con los alcances totales para poder unificar cualquier situación, pero sí ver de todo un poco. Hay jóvenes muy valiosos que ya están aportando su experiencia a través de las redes sociales; en estos meses que he emprendido la búsqueda de jóvenes talento, me han transmitido su amor por la agricultura y su trabajo. Son una minoría a diferencia de aquellos que comparten, por ejemplo, estilos de vida, viajes, moda, belleza, industria automotriz, etc., los jóvenes agricultores o agroinfluencers como los bauticé yo, son pocos, pero juegan un papel fundamental y nos identificamos con su espíritu. Porque quienes están en la flor de la juventud pasan demasiado tiempo en el celular consumiendo contenido basura y ellos también son los hijos de los actuales productores. Es decir, quienes creen que el cultivo se acaba hasta la generación anterior a pesar de que uno reconozca su legado. Por eso decidimos entrarle por medio de los celulares a quienes todavía son apáticos, pero quienes ya están haciendo algo al respecto. Justamente hoy me reuní con directivos de escuelas preparatorias rurales para adentrarnos con pláticas y talleres en los principales centros educativos de la región, principalmente agrícolas y rurales, para buscar aquellos jóvenes que han perdido el interés en el campo pero que desde luego podemos hacerles saber que existe una organización juvenil. Les señalaba a los directivos que debemos hablarles de joven a joven, decirles que estamos haciendo presencia, que intentamos buscar y tocar puertas. Uno como productor pasa por los mismos problemas, ya que el hecho de ser líder juvenil de alguna organización agrícola, no nos exime de la falta de agua, de los robos de nuestros cultivos, de la falta de mano de obra; es un tema generalizado la situación que vivimos todos. Es ahí desde donde hacemos la invitación. Sintetizaría que las vías para acercar se a los jóvenes son: las redes sociales, visitarlos directamente, y hacer alianzas para lograr los objetivos.
Además, pensamos crear un podcast para hablar de temas “agrojuveniles”. Ésa será la siguiente ruta que vamos a tomar porque ya los jóvenes que disponen de sus canales de difusión en el tema agro, tienen mucho que aportar, pues muchos de ellos son ingenieros agrónomos muy talentosos; son jóvenes que se están involucrando en temas biotecnológicos, en los agrofertilizantes naturales, ecológicos o amigables con el medio ambiente. Ellos mismos se toman videos estando en el campo, comparten su día a día en el terreno de trabajo y eso es justamente lo innovador, ya que es muy difícil encontrar ese tipo de contenido; es más fácil encontrar un trend de baile que, por ejemplo, cómo reproducir plántula, que es el caso de “AgroBarbie”, quien lleva los esfuerzos en Guanajuato. Ana Paulina Boites es ingeniera agrónoma y también representa esta figura en las redes sociales, además, es productora de plántula de diferentes cultivos. Esta conjugación de talentos, capacidades y esfuerzo, se pueden conglomerar para llamar a más jóvenes. Se encuentran en Instagram y TikTok, en los reels que son los medios de comunicación más rápidos y efectivos. Otro ejemplo es Mr. Limón, de 27 años, veracruzano, de Martínez de la Torre, que también ha hecho su esfuerzo en la región como productor de limón persa. Asimismo, Luis María Cruz Pérez ha sumado grandes logros en el sector, y Adrián Durán, a través de UNO + AGRO está haciendo los foros juveniles agroecológicos y agroindustriales más importantes de México que están aglomerando a todos estos influencers y gente que tiene interés en el sector y, por cierto, forma parte de UNO + AGRO, el cual se fortalece cada vez más y buscamos hacerlo crecer desde la Confederación Juvenil de la CNPR. Por eso hay que tocar las puertas necesarias para que los jóvenes tengan el apoyo y respaldo de los gobiernos en sus respectivas entidades.
¿Por qué los jóvenes han perdido el interés en el campo? ¿Qué tipo de oportunidades son lo que ellos quieren?
Todo recae en el aspecto laboral, en lo poco redituable que les parece el trabajo en el campo para quienes no son propietarios de tierra; lo digo particularmente de jornaleros y campesinos que están en las zonas rurales y pierden el interés en laborar en los campos porque buscan mejorar su nivel de vida al migrar a la ciudad. Pero los dueños de las tierras o patrones tampoco tienen los medios necesarios para ofrecer lo que muchos de ellos quisieran, de darles mejores condiciones. Se necesita una política agrícola furtiva de mejor apoyo en donde la innovación es algo que buscarían los jóvenes en estos tiempos: soñar con un tractor grande, con un sistema de riego, etc., la tecnología que no ha llegado a todos los productores, porque requerimos tecnificación para las tierras, mayor ingreso al sector productivo, apoyo al campo de manera más cercera y tener capacidad de comercialización. Mucho de lo que sucede en nuestras ciudades es que el coyotaje no se controla y la ganancia termina siendo para el intermediario más que para el productor. También se ha perdido el interés debido a los múltiples robos que ha habido; la inseguridad ya alcanzó al sector agrícola. No poder enfrentarlos nos deja de manos atadas; ¡producir para ajenos! Eso desde luego genera un desinterés. En la producción del limón persa, con el estiaje, la compra de metros de manguera, de bombas de agua agrícolas, de solicitar apoyo de los sectores de riego para utilizar los canales de agua para regar nuestros productos, de abonar, fertilizar —con lo que esté húmedo—, y luego llega la etapa de la cosecha, expuestos a rayo de sol, sufriendo inclemencias, es decir, después de todo un peregrinar, me ofrecen por una caja de 28 kilos, $130 pesos. Ésa es la razón de que los jóvenes decidan irse a otros sectores a buscar trabajo; y lo que mantiene en abandono nuestros campos. Sin embargo, alguien debe hacer la tarea, por eso necesitamos buscar a los jóvenes. Es un tema que nos compete a todos porque nos jugamos la vida como país. En la medida de que empiecen a morir nuestros jornaleros, que son personas de edad muy avanzada, nuestro campo necesitará de los jóvenes. ¿Qué va a suceder cuando se nos acabe la mano de obra en el campo? ¿En dónde van a estar los jóvenes? Necesitamos llamarlos, hacer atractivo el campo para que podamos seguir subsistiendo en el sector agroalimentario, de lo contrario sufriremos las consecuencias en los precios, y nos veremos obligados en tener que importar los alimentos, en perder hectáreas de cultivos por el desinterés de las nuevas generaciones.
¿Cuál ha sido tu experiencia como productor? ¿Qué proyectos hay de tecnificación e innovación (Inteligencia Artificial, IA)?
En México la IA para el común de los productores agrícolas es una utopía. La gran mayoría de los jornaleros, y me atrevo a decir que, de los mismos propietarios, por ejemplo de mi zona, apenas si le entiende bien al WhatsApp. Es ahí donde debemos trabajar con mucha capacitación. Conseguir inversionistas para aliarse con el sistema gubernamental y dar a conocer tecnologías que se implementan en otros países, y que aquí desconocemos. Lo que muchos de nosotros conocemos como la mejor innovación y aspiraríamos a tener, son los drones agrícolas con mapeos tecnificados de los terrenos para que hagan su función de manera automática, es de lo más innovador. También facilita mucho el tema de foliar en laderas que son menos accesibles para el humano; los riegos agrícolas tecnificados son automatizados por tiempos. Pero resulta una utopía para muchos. Luchamos para encontrar quiénes nos apoyen para la mano de obra, por eso debemos transitar a estas tecnologías que son necesarias ante las inclemencias meteorológicas, que nos ayuden a simplificar nuestras tareas, optimizar nuestra agua, aprovechar al máximo nuestros tiempos y energía para poder hacer al campo más sustentable y sostenible, y también más redituable. Pero antes de que eso suceda necesitamos mucha capacitación, información, y del acercamiento de los inversionistas y empresas distribuidoras para que esto se concrete.
¿Cómo proyectas esa situación en el tema del cambio climático y la sequía?
Definitivamente habrá una escasez de los insumos agrícolas: fertilizantes, abono y, por supuesto, en los pro ductos mismos. Hablo de lo que conozco y lo vivo a flor de piel, vuelvo al ejemplo del limón persa, los compradores nos están pidiendo tamaño, pero el limón es particularmente agua, a pesar de que se dan cada 15 días en un corte regular, dejamos pasar un mes para que se infle a una miniatura de calibre, aceptable como para que los compradores los puedan adquirir y luego nos terminan dando unos precios raquíticos, entonces, ¿a dónde corremos? ¿Hacia dónde vamos? También me percato de la inminente construcción de presas que está sucediendo en muchos de los predios de mi región y de mi estado, y seguramente en otros lados del país también lo hacen, para captación de agua de lluvia. Si la lluvia no llega pronto, se van a perder más cultivos. Alguien con desconocimiento nos dirá: “vuelve a sembrar”, pero tardaría 3 o 4 años aproximadamente (en limón por lo menos 2 años) para llegar de nuevo a su producción. ¿Qué vamos a hacer en ese lapso? Tendremos que traer de otros países. Habrá una escasez de insumos agrícolas y eso lo veremos reflejado en nuestros bolsillos.
Mucha gente está esperando la lluvia de los cerros más altos, de las laderas más empinadas, en donde no llega una pipa de agua, ni es posible instalar un sistema de riego, controlable o tecnificado, o resulta muy caro que eso suceda. La gente se encomienda al dios que ellos creen para que la lluvia llegue. Ante esta situación, se viene una revolución en cuanto a los sistemas hídricos, y ahí sí creo que van a surgir innovaciones al respecto. Decía un autor, “tiempos fáciles crean tiempos difíciles, pero tiempos difíciles crean hombres fuertes”. Esto también nos va a fortalecer en el sector agrícola siendo más previsivos de lo que pudiera suceder con nuestros cultivos, sin embargo, hay quienes ya tiraron la toalla, personas que han caído en la locura, y que incluso, en reacción de desquicio, han prendido fuego a sus cultivos. Este problema ha dañado la psique de los campesinos.
¿Qué solución ves para mitigar esta situación, dentro de nuestros alcances, e ir de alguna manera a contracorriente de la naturaleza?
Para quienes formamos parte o tenemos cerca ejidos, se encuentran, por ejemplo, algunos productores aliándose para hacerle frente a los gastos de las presas de agua que están construyendo en sus predios y así poder compartir el agua que ellos logran almacenar. Se están conformando comités para solicitar agua al gobierno, sin embargo, es algo que se sale de sus manos. Si bien es cierto que hay reservas de agua en zonas más altas, no hay manera de producir agua si no somos conscientes de nuestro consumo, del cuidado de ella y si tampoco estamos haciendo mucho por producirla, es decir, si no estamos creando jornadas de forestación, si no fomentamos jornadas de concientización. El gobierno debe ser más puntual al respecto, pero a lo que concierne a los productores, estamos implementando medidas de este tipo, compartiendo el agua de las presas, haciendo frente en el gasto de las mismas, porque las presas se limpian y eso requiere un gasto por parte de los productores; los productores lo son porque tienen un cultivo y si éste no está dando, entonces ¿de dónde saldrá el dinero para poder hacer las presas? Es una cadena que está viéndose amenazada y que debería ser la agenda del próximo gobierno.
¿Qué tipo de apoyos les ha dado el gobierno?
El gobierno ha estado ausente. Por eso buscamos en la CNPR el apoyo, porque la unión hace la fuerza y haciendo ver que somos más los que tenemos ese tipo de necesidades; tocar puertas y que ellos sean receptivos de nuestras necesidades. Estamos hablando de nuestra capacidad alimentaria para subsistir como un país productor agropecuario; el gobierno ha estado ausente en los apoyos, lo saben los caficultores también. Únicamente han recibido 6 mil pesos anuales para sustentar sus campos. ¡Con eso no se hace nada!
¿Los jóvenes quieren más dinero e infraestructura?
Sí, lo primero que quieren es hacer más redituables sus campos, y con dinero no hablo de que sea regalado porque muchos de ellos saben producir, trabajar, y tienen el conocimiento. No buscan que les regalen el dinero, sino que sus productos sean más atractivos. Y lo digo yo también desde mi sector, “ya me metí una madriza [perdón por la expresión] de 4 semanas y ¿me quieres pagar $130 pesos por 28 kilos de limón? ¿Sabes cuántos surcos tuve que recorrer porque mis plantas no están siendo productivas?… Me aventé 5 surcos para juntarte una cubeta y de eso saqué 28 kilos, ¡una reja de limón en 1 hectárea!, en solo ¡una hectárea! Luego, en la compra, me quieren dar $130 pesos por lo que me aventé prácticamente en un día de trabajo y semanas de labor de llevar a mis jornales”. Ése es el dinero que quieren, y que todos queremos: hacer sus campos más productivos con precios más atractivos, con agroquímicos más bajos, jornales más disponibles, mayor mano de obra, precios más accesibles; otro ejemplo de este panorama es cuando se acaba el fertilizante que tenías almacenado y tienes que ir a comprar un litro de Diurón y uno de Ametrina para aplicarlo al cañal, y el costo es de $600 pesos, o sea, para el precio de la tonelada de caña y todas las labores de mantenimiento que se tienen que hacer, la producción no es redituable. Claro que los jóvenes también quieren dinero, somos conscientes de lo necesario que es… yo fui a buscar jornales, y los jóvenes me decían “oye compadre, ¿me quieres invitar a cortar café cuando yo tengo 3 becas?”. Les parece un insulto. Y uno que es el productor, el propietario de la tierra, que es parte de ese sector, con 6 mil pesos anuales de ese apoyo, resulta más redituable no producir que ser productor; he ahí la problemática. ¿Hacia dónde vamos como organización para poderles ofrecer a nuestros agremiados herramientas para que esto sea atractivo? Yo le veo mucho futuro y por esa razón estoy aquí luchando también. Sin embargo, debemos hacernos cargo nosotros que somos conscientes del problema, de generar estas alianzas y hacer que las cosas sucedan.
¿Cuál es tu mensaje a los jóvenes? Aun con esta serie de obstáculos, ¿por qué dirías que sí vale la pena seguir luchando?
Sin duda alguna vale mucho la pena seguir escuchando a los pájaros cantar en los árboles frondosos; vale mucho la pena tener agua limpia; apreciar el verdor de los paisajes; los atardeceres nubosos; los pinos grandes de las áreas boscosas de nuestro país; merece la pena que mi hijo y mi hija tengan la oportunidad de conocer la biodiversidad tan grande que tiene Veracruz; creo que lejos del dinero, es más trascendente dejar un mundo habitable.
Nuestras acciones deben basarse a partir de qué planeta queremos dejarles a los que se quedan. También resulta fundamental que seamos una generación que se está volviendo más consciente con el uso de los recursos y el ahorro de energía.
¿Consideras que los jóvenes tienen el sentido de pertenencia de la propiedad como sus abuelos?, ¿tienen el deseo de ser dueños de lo que trabajan?
La visión de los jóvenes rurales y la de los propietarios rurales dista mucho entre ellos; los jornaleros jóvenes dicen “oye, yo tengo 3 becas”; pero la visión de los propietarios es “yo no tengo becas, entonces voy a hacer más productivo mi campo, ¿cómo le hago?” No te estoy pidiendo dinero, me ofreces una oportunidad, pero ¿qué conlleva ésta? Yo ya genero dinero, tengo una producción, antes de que tú vinieras a buscarme para unirme; ¿juntos qué vamos a hacer?, tú tienes tu cultivo, yo el mío, ¿pero juntos hacia dónde vamos?
En ese sentido, los jóvenes propietarios rurales sí tienen ese sentido de pertenencia, lo ven como un legado; lo ven como una ruta que deben continuar y que sus antecesores trazaron. Ésa es precisamente la diferencia entre un joven rural jornalero y un joven rural propietario. Hay un sentido de pertenencia y trabajo muy marcado; tengo un legado, de productividad, pero hay una batalla interna porque no tengo un reflejo económico de ello.
Los jóvenes propietarios no buscan una política pública paternalista, sino una política pública sustentable en lo productivo. Por el contrario, lo que sí sucede en el sector de los jornaleros es que buscan cada vez más paternalismo, con lo cual los propietarios tienen que solventarles cada vez más, porque en ellos aumentan sus exigencias. Los jóvenes propietarios tienen un sentido de continuidad y pertenencia, pero se encuentran con que no tienen la certeza de que esto irá a buen puerto. Por eso estamos aquí para apoyarlos y hacer una unión de fuerza entre todos.